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MASCARILLAS QUE SE ACOPLAN AL ROSTRO

Mascarillas elastoméricas, la opción favorita de muchos sanitarios contra la COVID-19

Las mascarillas fabricadas con materiales elastoméricos son la opción elegida por muchos profesionales para protegerse frente al coronavirus. ¿Valen la pena? ¿Qué diferencias presentan con las FFP2 o FFP3?

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Con el surgimiento de la pandemia de coronavirus a principios del año 2020, las mascarillas se han convertido en un utensilio imprescindible en nuestro día a día. Se trata de una de las protecciones más eficaces contra la COVID-19, siempre y cuando se utilicen de la forma adecuada.

A medida que se conocen más datos, cada vez son más las voces expertas que señalan a los aerosoles como la principal vía de propagación del virus. Por este motivo, la efectividad de las mascarillas se percibe como un factor cada vez más determinante para protegernos contra esta enfermedad, por encima de otras precauciones como por ejemplo la higiene de manos (que en cualquier caso sigue siendo totalmente necesaria y recomendable).

Los modelos más populares de mascarillas incluyen las higiénicas, las quirúrgicas y las autofiltrantes, como las FFP1, las FFP2 y las FFP3. Sin embargo, existen otras opciones menos conocidas, como las mascarillas elastoméricas. Según un estudio del Colegio Americano de Cirujanos, "las mascarillas elastoméricas reutilizables proporcionan una opción de protección más duradera y menos costosa para los sanitarios" que las FFP2.

Diferencias entre mascarillas elastoméricas y autofiltrantes

Las mascarillas autofiltrantes (FFP1, FFP2 y FFP3) son una opción muy popular para protegernos del coronavirus, ya que conjugan una elevada efectividad y un precio más o menos asequible. Las tres clasificaciones difieren en la eficacia de filtración mínima: 78% en el caso de las FFP1, 92% las FFP2 , y 98% las FFP3.

No obstante, este tipo de mascarillas son efectivas si se utilizan de forma correcta, procurando ajustarlas para minimizar los huecos o los espacios por los que pueda escaparse el aire que exhalamos o entrar el aire que inhalamos. Si bien estos productos están diseñados para ajustarse a la cara, no siempre se adaptan correctamente a todo tipo de rostros. Rasgos peculiares, como una cara muy delgada, muy gruesa, o incluso la barba pueden favorecer la aparición de huecos por los que tendría acceso el coronavirus.

Las mascarillas fabricadas a partir de materiales elastoméricos resuelven este inconveniente, ya que se acoplan perfectamente a todo tipo de rostro, de forma similar a unas gafas de buceo con filtros.

Pros y contras de las mascarillas elastoméricas

El uso de respiradores elastoméricos es habitual entre profesionales del bricolaje, ya que proporciona protección contra sustancias tóxicas, polvo y todo tipo de elementos perjudiciales que puedan estar suspendidos en el aire que respiramos. Según el filtro que se utilice, estos respiradores pueden alcanzar un nivel de protección similar a las mascarillas FFP2, y se pueden conseguir fácilmente en comercios especializados.

El principal inconveniente de este tipo de respiradores es su elevado precio en comparación con las principales mascarillas reutilizables, al que hay que añadir el coste de los recambios de los filtros. Además, no se trata de la opción más cómoda para entornos no profesionales.

No obstante, empiezan a surgir alternativas que fusionan la comodidad de las mascarillas convencionales con el ajuste facial perfecto de los materiales elastoméricos: "mascarillas elastoméricas" como la envo mask se han vuelto populares entre el personal sanitario por su sencillez y la utilización de filtros N95, equivalentes a la FFP2:

 

¿Valen la pena las mascarillas elastoméricas?

Si buscas una opción de protección facial contra el coronavirus que se ajuste perfectamente a tu rostro para evitar huecos por los que pueda filtrarse el virus, las mascarillas elastoméricas pueden ser una alternativa interesante para ti. Su uso es especialmente recomendable en entornos de riesgo, así como para personas con patologías previas que agraven la COVID-19.

Por si fuera poco, gracias a la posibilidad de reutilizar estas mascarillas por un tiempo prolongado (siempre que cambiemos los filtros habitualmente), a la larga pueden llegar a suponer un coste menor que el utilizar mascarillas autofiltrantes desechables.

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