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SUCESOS QUE TE HACEN TENER ESA PERCEPCIÓN

Los cinco motivos por los que a veces el tiempo te parece que pasa más despacio

Si decides viajar a Groenlandia a ver auroras boreales, contemplar por primera vez la Torre Eiffel, visitar el Taj Majal o hacer una escapada a las cataratas de Iguazú podrás observar cómo, además de quedarte boquiabierto con su belleza, cambia tu percepción del paso del tiempo.

Reloj oficial en Sebastopol

Reloj oficial en Sebastopol EFE

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Según demostraron hace poco investigadores estadounidenses de las universidades de Stanford y Minnesota a través de varios experimentos, las experiencias que causan asombro nos hacen sentir que tenemos mucho más tiempo disponible, y hasta que las manecillas del reloj se mueven más despacio.

El estado de ánimo es otro condicionante a tener en cuenta. Tal y como publicaba la revista Journal of Affective Disorders hace unos meses, los individuos que sufren depresión tienen una percepción alterada del paso del tiempo. Para ser más exactos, sienten que los días son más largos, incluso que en ocasiones el tiempo se detiene. Sin embargo, si se les pide que estimen objetivamente intervalos de tiempo, por ejemplo pulsando un botón cada vez que crean que han transcurrido cinco segundos, pueden hacerlo con la misma precisión que personas sin trastornos del estado de ánimo.

Dejar de fumar también puede hacer que los minutos se alarguen, algo que Laura Cousino Klein y sus colegas de la Universidad Penn State atribuyen al síndrome de abstinencia. De hecho, esta percepción del tiempo alterada está vinculada al estrés y la falta de atención que se observa en quienes abandonan los cigarrillos.

La edad influye más de lo que imaginamos en cómo transcurren las horas. De acuerdo con Steve Taylor, investigador de la Universidad John Moores de Liverpool (Reino Unido), la percepción del paso del tiempo está condicionada en gran medida por la cantidad de información que procesamos. Así, el tiempo transcurre más despacio para los niños porque están muy atentos a lo que ocurre a su alrededor, experimentan muchas cosas por primera vez, y eso que hace que procesen abundante información.

Sin embargo, para las personas adultas apenas existe novedad en las experiencias cotidianas, se han "acostumbrado al mundo" y "todo les resulta familiar", según explica Taylor. De ahí que un año vivido a partir de los cincuenta nos parezca mucho más breve que doce meses de la niñez o la juventud.

Que las víctimas de accidentes suelen describir sus experiencias traumáticas como si hubiesen sucedido a cámara lenta también tiene una explicación neurocientífica.  Tal y como ha comprobado David Eagleman, del Colegio Baylor de Medicina, se trata de una triquiñuela de la memoria. Cuando una experiencia nos asusta, entra en juego un área del cerebro llamada amígdala que hace que se almacenen más recuerdos que en otro tipo de acontecimientos. Dicho de otro modo, en situaciones críticas acumulamos una tremenda cantidad de información en la memoria en un lapso mínimo de tiempo.

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