ALIMENTACIÓN SEGURA

Cuidado con los alimentos en verano: cuáles se estropean antes y cómo prevenirlo

El calor acelera el deterioro de muchos alimentos habituales como huevos, carne o leche. Seguir unas pautas básicas de conservación puede evitar intoxicaciones durante los meses más calurosos.

Alimentos ricos en vitamina B9 (ácido fólico)

Alimentos ricos en vitamina B9 (ácido fólico)iStock

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Con el calor del verano, muchos alimentos se deterioran con mayor rapidez, lo que aumenta el riesgo de intoxicaciones. Altas temperaturas y humedad favorecen el crecimiento de bacterias, por eso es clave conservar bien productos como carnes, pescados, huevos o lácteos y no romper la cadena de frío.

Los huevos, por ejemplo, deben mantenerse refrigerados en todo momento. Con el calor, aumenta el riesgo de salmonela, sobre todo si se consumen crudos o poco cocinados. También hay que tener cuidado con preparaciones como la mayonesa casera o las tortillas poco cuajadas, que deben conservarse bien frías y consumirse pronto.

Carnes, pescados y mariscos son igualmente delicados. En verano, deben conservarse a menos de 4 °C y consumirse en pocos días. En especial, el pescado y el marisco deben cocinarse en uno o dos días tras la compra, o congelarse si no se van a consumir inmediatamente.

Otros alimentos como la leche, yogures o frutas cortadas también requieren atención. Una vez abiertos o troceados, deben mantenerse refrigerados, especialmente en salidas al aire libre donde no siempre hay posibilidad de conservarlos a temperatura adecuada.

Para evitar riesgos, conviene no dejar los alimentos fuera de la nevera más de dos horas (o una, si hace mucho calor), y descongelar siempre en frío. Con unas simples medidas de precaución, es posible disfrutar de una alimentación segura durante todo el verano.

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