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LA NASA BROMEA CON CARTELES TURÍSTICOS DE EXOPLANETAS

El planeta donde la hierba es más roja que en ningún otro sitio

¿Imaginas carteles publicitarios anunciando las maravillas de los nuevos mundos recién descubiertos? Algo así propone la NASA en un viaje ficticio cargado de buen humor.

Imagen ficticia de un explaneta

Imagen ficticia de un explaneta NASA

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En los últimos años, los hallazgos de exoplanetas se han disparado gracias al desarrollo de la tecnología. Sin embargo, dicho desarrollo no nos permite más que aventurar cómo son las condiciones que hay en algunos de esos planetas, y estimar si podría darse el caso de que hubiera vida o descartarla por completo de entrada.

Esas condiciones se deben a factores diversos, desde la proximidad o lejanía a una estrella (para posibilitar una temperatura soportable), hasta los compuestos de su atmósfera, su naturaleza rocosa, que exista o no radiación en su superficie y otras cuestiones del estilo. Lo más básico, sin embargo, es lo primero, denominado 'zona de habitabilidad'.

Así, cada estrella como nuestro Sol, dependiendo de su tamaño e intensidad tiene una zona de habitabilidad mayor o menor (o inexistente). Ahí ya entran las otras variables: si se da la casualidad de que en esa zona hay algún planeta rocoso, que no haya ninguna perturbación radiactiva o electromagnética, los compuestos atmosféricos... Aunque, claro, siempre puede haber sorpresas dentro de un mundo alienígena y que sean sus propias condiciones las que hagan posible la existencia de vida.

Como nuestro sistema solar nos lo conocemos más o menos bien a ese nivel a pesar de que no hemos estado todavía en ningún otro planeta, ahora buscamos esas condiciones de habitabilidad fuera, en lo que se conoce como 'exoplanetas'. Y, bueno, hay algunos que cumplen algunas condiciones a priori y, para celebrarlo, la NASA tira de buen humor.

"Kepler-186f, donde la hierba siempre es más roja al otro lado". El texto se lee sobre un cartel turístico con estética retro en que dos humanos vestidos de astronautas contemplan el rojísimo arbolado de su jardín tras un cercado blanco. Es, claro, una broma de la agencia espacial estadounidense para explicar de forma amena que quizá -quién sabe- en ese remoto planeta pudieran darse condiciones para albergar vida, aunque fuera radicalmente diferente a lo que conocemos.

Abajo de la imagen, la explicación: Kepler-186f es un planeta del estilo de la Tierra, en una 'zona de habitabilidad' potencial orbitando otra estrella, en el que se supone que podría darse agua en estado líquido. Lo que pasa es que dicha estrella es mucho más fría y roja que nuestro Sol (es una enana roja, de hecho), lo que, según la explicación, condicionaría hipotéticos procesos de fotosíntesis.

Ubicado en la constelación del cisne, a casi 500 años luz, este planeta es algo mayor que la Tierra es bastante más frío que el nuestro, pero dentro de lo 'tolerable', y allí los años pasan más rápidos: cada 130 días.

El de Kepler 186-f no es el único cartel, pero sí el más llamativo. HD 40307g, dos veces mayor que la Tierra, tiene como reclamo el ser una 'Super Tierra' con una masa ocho veces mayor, lo que implica una gravedad muchísimo mayor. De ahí que el reclamo 'turístico' ideado por la NASA sea el de un paracaidista precipitándose hacia la superficie a una velocidad de vértigo.

La suerte: no se sabe a ciencia cierta si la superficie es rocosa o hay una capa de gas y hielo por encima, lo que podría amortiguar (algo) tan tremenda caída.

Aunque se estima que quizá podría darse la existencia de agua líquida en su superficie, la enorme gravedad y masa que tiene parece complicar la idea de la vida en su superficie. Lo bueno, que está algo más cerca: a poco más de 42 años luz de aquí, en la constelación Pictor.

El último cartel de la NASA es el más simpático para los nostálgicos de 'Star Wars': se trata del de Kepler-16b, que orbita alrededor de dos estrellas, como el Tatooine de la ficción. De ahí su reclamo: "La tierra de los dos soles, donde tu sombra siempre tiene compañía".

Este gran Tatooine está también en la constelación del Cisne, aunque mucho más cerca que su hermano Kepler 186-f: a 'sólo' 200 años luz.

Lo malo es que ahí acaba el romanticismo: se teme que en lugar de un planeta rocoso se tratara de un gigante gaseoso que, en cualquier caso, tiene una temperatura similar a la del hielo seco. Nadie dijo que fuera fácil ser un jedi.

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