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VARIAS MISIONES ESPACIALES RESUCITAN LA EXPLORACIÓN LUNAR

El hombre regresará a la Luna (esta vez, para quedarse)

Dicen que todas las modas vuelven tarde o temprano. También la fiebre lunar está a punto de resucitar gracias a una serie de misiones americanas, chinas y europeas que devolverán nuestro satélite al centro de la actualidad científica.

Eugene Cernan, el último hombre que pisó la Luna

Eugene Cernan, el último hombre que pisó la Luna NASA

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“El reto estadounidense de hoy ha forjado el destino del hombre del mañana”. Con estas palabras se despedía de la Luna el astronauta Eugene Cernan y, con él, la humanidad entera. Corría el año 1972. La Guerra Fría entraba en la fase de la llamada “coexistencia pacífica” y occidente se asomaba a una recesión provocada por la crisis del petróleo.

Desde entonces, el regreso a la Luna ha quedado relegado frente a otros proyectos más novedosos, como la exploración de Marte o el desarrollo de la Estación Espacial Internacional. Pero ahora, por fin, varias iniciativas planean devolver a nuestro satélite el protagonismo perdido.

En 2018, la NASA, en colaboración con un buen número de agencias espaciales más, lanzará el programa International Lunar Network. Su objetivo: instalar una serie de estaciones que, a modo de nodos, recaben y crucen datos de toda la superficie lunar, como movimientos sísmicos o flujos de calor.

El primer viaje tripulado de esta nueva era, sin embargo, correrá a cargo de una empresa privada, Space Adventures. La misión, bautizada con el ampuloso nombre de Deep Space Expedition Alpha, pretende llevar a los primeros turistas espaciales a la Luna en 2018. La nave orbitará en torno al satélite, aunque no alunizará. El nombre de los viajeros no se ha hecho público, pero la compañía sí ha revelado que uno de ellos ha pagado por su asiento la friolera de 150 millones de dólares.

Robot con impresora 3D construyendo una base lunar

Quienes sí alunizarán serán los tripulantes de la nave que la ESA mandará en 2024. La misión se engloba dentro del Programa Aurora, que desarrollará un ambicioso plan de exploración espacial, similar al estadounidense, durante esta década y la siguiente. Además de la misión lunar, la agencia europea pretende pasar a la Historia enviando la primera tripulación humana a Marte entre los años 2030 y 2033.

También China quiere poner un astronauta en la Luna. Si sus plazos se cumplen, lo hará entre 2025 y 2030, como parte de su proyecto CLEP (Chinese Lunar Exploration Program). La agencia espacial asiática lleva desde 2007 enviando naves para recabar datos del satélite. En 2013, la misión Chang’e 3 consiguió alunizar un rover llamado Yutu que funcionó durante un mes y que, a día de hoy, sigue enviando información a la Tierra.

El rover Yutu

Pero el proyecto más excéntrico es, sin duda, el Google Lunar Xprize. Se trata de un concurso, auspiciado por el gigante californiano, que busca la mejor y más eficiente manera de enviar un robot a la Luna. Esto, más allá del carácter supuestamente inspirador y filantrópico de Google, demuestra que la Luna es una atractiva inversión a largo plazo.

Más lejos queda la construcción de colonias lunares, proyecto en el que trabajan ya varias agencias espaciales. Como la ESA, que pretende desarrollar una tecnología capaz de construir bases directamente en la superficie lunar por medio de impresoras 3D robotizadas. Si lo consiguen, los astronautas dispondrán de unas instalaciones donde protegerse del frío y de la radiación.

No todos estos proyectos saldrán adelante, y pocos conseguirán hacerlo en las fechas previstas. Lo que sí parece seguro es que la exploración lunar, lejos de ser un asunto de nuestro pasado, forma parte de nuestro más inmediato futuro.

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