ES LA ÚLTIMA MODA, PERO SU USO ES TAN ANECDÓTICO COMO ESTÚPIDO
Yo, una app tonta e inútil que envía una sola palabra
Nos gusta usar el smartphones para hacer tonterías, pero también para hablar con los amigos ¿Es posible hacer ambas cosas? Con Yo –sí, ese es su nombre– es bastante sencillo.

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Cuando hablo de Yo no hablo de mí, esa barrera entre el 'ello' y el 'superyo': hablo de una nueva app que es tan tonta que resulta efectiva ¿Quieres saludar a tus amigos por la mañana de manera sencilla? Diles ‘yo’. Claro, en español no tiene gracia porque ‘yo’ es el equivalente a un saludo casual en el inglés de EEUU. Un ‘ey’, pero más alternativo, un ‘yepa’ que no suena a pueblo, un ‘qué pasa’ menos entrometido… Ya me entendéis.
Yo es la app de moda en EEUU ahora mismo. Nació como una broma del Día de Los Inocentes de allí, el April’s Fools, pero captó a tanta gente que sus desarrolladores siguieron dándole cancha y ahora mismo han alcanzado alrededor de los 50.000 usuarios, se han enviado cerca de cuatro millons de ‘yos’ y, lo más importante, Or Arbel, su CEO y cofundador, se ha asegurado 1,2 millones de dólares de financiación de un grupo de inversores.
Y la app no sirve para nada más.
De locos, ¿verdad? El éxito de Yo depende enteramente de la persona con la que se habla. Es un servicio de mensajería bastante inútil desde la perspectiva comunicativa. No puedes hablar realmente nada con la gente. Sin embargo, analizando la empatía de los usuarios que te envían el yo, su uso puede resultar juguetón o confidente ¿Es lo mismo que un ligue te diga “ey” a las 2 de la mañana a que tu amigo te diga “ey” a las dos de la tarde? No, claro que no.
Claro que esto solo sirve para iniciar una conversación por otro medio, pero lo importante es el gesto. Ahí está Snapchat: una foto, un texto, un uso fugaz. El contexto en el que se emplean Yo, Snapchat, Whisper o los pokes de Facebook lo son todo. La gracia de esto es que no hay forma de no responder: pulsar en la notificación de Yo significa devolverlo. Y por mucho que esto parezca una forma de obligar a los usuarios a interactuar, es mucho menos entrometido que tener que responder con una foto, por ejemplo.
La app tiene planes para expandir este saludo social a otros ámbitos. Por ejemplo, usando la API que han liberado una web podría fácilmente avisar a sus lectores de algo que ha pasado, o sus lectores podrían usar un botón para mandar esa noticia a sus amigos con un saludo.
Evidentemente, no todo es tan bonito como suena: Yo ha tenido un problema de seguridad gordísimo, una gracia que puede haberles salido caro. Resulta que la aplicación no hacía uso de ningún sistema avanzado de seguridad y que, con un poco de maña y unos pocos conocimientos de programación, era posible obtener el número de teléfono de cualquiera. Y con 'cualquier' nos referimos tanto a tu primo como a Elon Musk. Decirle Yo al fundador de Tesla Motors, desgraciadamente, no es una ‘feature’.
Con el problema resuelto de forma bastante elegante, Yo ahora necesita crecer ¿Cómo? Ni idea. Su uso es tan anecdótico como estúpido, pero la porción de usuarios es bastante digna y todos sabemos que esas apps de enseñarle a los amigos como curiosidad son las que más descargas tienen todos los meses. Yo es, al fin y al cabo, el ejemplo de cómo, con algo de suerte y estando en el momento adecuado, se puede conseguir algo de dinero y de presencia en el mundo de las apps. Otra cosa es mantenerse en lo alto, claro.
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