Fernando Perpiñá- Robert, Director del Máster en Diplomacia y Función Pública fue embajador en Alemania y Hungría. Ahora, se encarga de dar clases a futuros diplomáticos, que ingresan en la carrera por oposición. Trillo no ha hecho tal proceso. Fernando aclara que para nombrar a un embajador no es estrictamente necesaria la carrera de diplomático. En el caso español, la mayor parte salen de la carrea, los otros los elige el Gobierno a “dedo”, comenta Jordi Évole, como Federico Trillo.

En las oposiciones hay 25 plazas, se presentan unos 400 o 450 para conseguir una.  La escuela es única en España y tiene una financiación pública y privada. A parte, los estudiantes pagan su matrícula. “Los precios son los que son”. El primer curso es de 4.500 euros. “Todas las oposiciones exigen un gasto”, comenta Fernando.

En los tiempos que corren, se mira mucho el despilfarro de la Administración. Jordi le pregunta a Perpiñá- Robert si cree que se despilfarra en diplomacia. “Creo que no porque el Ministerio de Asuntos Exteriores ha tenido un recorte muy profundo. Tenemos una carrera diplomática suficiente pero no excesiva".

"Tenemos una carrera diplomática suficiente pero no excesiva"

Los 6 millones de euros en una residencia para un embajador “su explicación tendría”. En cuanto a la transparencia en las cuentas cree, que sí las hay. “La partida en los presupuestos no es secreta”.

El programa no ha podido tener acceso a ninguna embajada de España. Évole le enseña un vídeo de la última cámara que entró a una embajada. La imagen “no me gusta. No coments”.

Piensa que las embajadas funcionan “francamente bien”. Y es que, “el servicio diplomático español tiene un buen prestigio internacional en general.  Son muy competentes”.