"No me siento tranquilo saliendo por la puerta de mi edificio, no se puede convivir con ellos", se queja uno de los vecinos. Los okupas que se encuentran en la Plaza Bonanova en Barcelona, según denuncian los vecinos, son "violentos y van armados" y han pedido su desalojo porque están ya al límite.

"En este caso, no son vulnerables, son delincuentes y constantemente nos están amenazando. La sensación del barrio es de miedo y pavor", explica otra vecina. La tensión en el barrio es tremenda y, además, dicen los vecinos que van armados: "botellas, palos de hierro, navajas, hachas, pistola de perdigones". Según los residentes del barrio, los okupas responden de forma violenta a las quejas. "Hemos llegado a un punto de pánico tremendo por nuestros mayores, por nuestros hijos", añade otra vecina.

Ante esto, los Mossos d'Esquadra han blindado la zona "para prevenir la comisión de cualquier delito o si este se produce, actuar de inmediato", ha asegurado la portavoz de la policía catalana, Montserrat Escudé. Un despliegue policial que comenzó el domingo y, por ahora, se prevé permanente. Sobre todo, porque una empresa de desalojo asegura que el jueves los echará a las 150 personas.

Ellos han reforzado las dos casas okupadas con vallas y señales de tráfico: el Kubo y la Ruïna, ambas propiedad Sareb. Los Mossos han asegurado, por su parte, que no habrá ningún desalojo que no lleven a cabo ellos y, mucho menos, sin un mandato judicial. Lo que sí se ha preparado es un dispositivo especial para evitar los enfrentamientos debido a las concentraciones que se han convocado: una de vecinos y otra de los okupas.