Dzhokhar Tsarnaev sigue inconsciente, intubado y sedado en el hospital tras su detención el pasado viernes. Su estado es grave y el disparo que recibió en la garganta podría impedirle volver a hablar, lo que supone una gran contrariedad, ya que esperan poder interrogarle para resolver las numerosas incógnitas que aún rodean a los atentados de la maratón de Boston.

Sin embargo, las autoridades norteamericanas ya están cavilando qué hacer con el detenido una vez se recupere. Dos senadores republicanos han solicitado que no le sean leídos sus derechos ni se le proporcione un abogado, alegando que debe recibir un trato similar al que recibieron los sospechosos capturados tras el atentado del 11S. La Fiscalía, por su parte, quiere que Dzhokhar sea acusado por terrorismo, lo que podría condenarle a la pena de muerte.

Sin embargo, para que llegar a estos extremos, serían requisitos necesarios considerar al detenido "combatiente enemigo", es decir, que suponga un peligro para la seguridad del país y que exista la posibilidad de que repita los hechos. Acto seguido, se le sometería a la justicia militar. La Fiscalía, además, que no sea juzgado únicamente por 4 asesinatos, sino por terrorismo, lo que haría que juicio tomase una dimensión federal.

El futuro de Dzhokhar Tsarnaev aún está lleno de incógnitas, pero sí parece seguro aventurar que su interrogatorio será llevado por un grupo de alto nivel, conformado por miembros del FBI y de la CIA.