Se han vestido de negro para pedir al Gobierno que resucite a la ciencia que, para ellos, en España ha muerto. Hace años murió también el científico y premio Nobel español Santiago Ramón y Cajal. Por él y por la crisis actual de la ciencia española han guardando cinco minutos de silencio frente a las puertas de los centros de investigación de España.
Desde el año 2009 arrastran lo que, para ellos, es una situación dramática. Lo que se traduce en: una partida presupuestaria para I+D un 40% más baja desde 2009; una reducción del presupuesto para el CSIC en más de 500 millones de euros; y una reducción de un 10% de la plantilla del personal científico del CSIC.
Esta situación, entre otras cosas, condena a los científicos al exilio. Como a Nuria, Marta, Andres o Diego. El gallego ha sido nombrado mejor físico joven europeo del año pero, ni muchos menos, trabaja en España, sino en Holanda.
Cerebros repartidos por el mundo y proyectos tirados a la basura, porque el dinero que el Gobierno da en estos momentos a la ciencia no da para mucho. Piden una actuación rápida, comprometida y eficaz. Necesitan más dinero porque con lo que les dan ahora más que ciencia tienen que hacer magia.