Verónica Fernández tiene 33 años y es madre de dos hijos. Cuenta que antes de quedarse embarazada estaba trabajando en propaganda y salía adelante con su sueldo y el de su marido. Sin embargo, cuando se quedó sin trabajo todo cambió. No cobra subsidio ni tiene ayudas. Lo único que entra en su casa son 300 euros dela pensión que le paga su expareja por los niños. Con esa cifra lo pasa “muy mal”. Lo más duro asegura que son “sus hijos”.

Mariví tenía negocio propio hasta febrero de 2013.  Tiene 45 años y es madre de tres hijos. Era peluquera, una profesión que ejerció durante 25 años. “Hubo un momento que pensé: o me retiro a tiempo o me empeño para toda la vida”, asegura. Ella jamás se imaginara que acabaría así. Ni siquiera sabía de la existencia del comedor social.

Miriam Lozano tiene 34 años y una hija de uno. Tiene dos carreras: Magisterio y Administración y dirección de empresas y se enfrentó a una amenaza de desahucio hace 20 días. Hace más de tres años que no puede pagar la hipoteca de su piso. Tiene una deuda de 186.000 euros, “prácticamente la hipoteca entera después de haber pagado durante 10 años”, explica.