Andrea Ropero ha viajado a los Asperones, una barriada de Málaga que fue creada en el 1987 como medida provisional para familias vulnerables que vivían en chabolas.

Pero han pasado más de 30 años desde entonces y la Junta de Andalucía sigue sin dar una respuesta definitiva a las cerca de 1.000 personas que viven allí. De ellas, el 97% se encuentra en situación de extrema pobreza y casi la mitad son niños.

Además de vivir en infraviviendas, residen en un barrio que carece de todas las infraestructuras necesarias. Unas condiciones que les impiden salir de la marginalidad y optar a cosas tan necesarias como un trabajo.

De estas condiciones habla Ángela, que lleva 33 años viviendo en la barriada en una casa en la que siete personas comparten habitación para dormir. Tiene cinco hijos, uno trabaja en el mercado, dos de chatarreros y otro vende en el rastro.

Tampoco es fácil moverse de allí: "Si no tienes vehículo, tienes que esperar 45 minutos al autobús para salir de aquí. Somos humanos y queremos salir de aquí", reclama.

Su deseo es que les "reubiquen" pronto, sobre todo para que los niños "tengan una infancia como se merecen: que tengan un parque, un colegio y unos amigos con los que poder hablar".

El director de colegio que se desvive por los vecinos

En un lugar con tantos problemas, la escuela se ha convertido en un lugar de referencia para los vecinos. Patxi Velasco es el director del Colegio Público María de la O, y una de las personas que más lucha por la integración de todos los vecinos de los Asperones.

Cuenta que "la escuela es un reflejo del barrio en el que se construye, o en el que está", y la de los Asperones es una "escuela gitana y de compensación educativa porque hay muchas cosas que compensar". "Damos tres comidas porque hay pobreza alimentaria, tenemos refuerzo, apoyo y hay muchas asociaciones unidas intentando transformar una realidad", relata.

Y es que, el lugar en el que nacen los niños de la barriada "determina mucho las expectativas y el futuro", y por eso, Velasco cree que "la educación es la puerta" para que sea su capacidad y su talento lo que les permita ser lo que quieran ser, y no sus situaciones personales.

Aunque reconoce que no están abandonados por las instituciones, dice que reciben de ellas "cuidados paliativos" y que lo que se necesita es un plan de erradicación del chabolismo. Mientras tanto, los profesores del centro y las asociaciones que colaboran se esfuerzan por integrar a los pequeños, a los que les explican lo que es un semáforo, un escaparate o el mar, cosas que no pueden ver si no salen de la barriada.

José, referencia para los niños del barrio

En el colegio de la barriada tienen un "mural de las estrellas". Cada estrella representa a uno de los 65 vecinos que ha logrado aprobar el graduado escolar. Uno de ellos es José, que además ha logrado aprobar el Bachillerato y es el primer vecino que ha logrado llegar a la universidad.

Estudia Educación Social, y en un futuro le gustaría ejercer para "ayudar a los chavales, como los que hay en muchos barrios, para que estudien y hagan cosas".

Aunque es consciente de las desigualdades a las que se enfrentan los jóvenes que crecen en zonas marginadas: "Si estudias aquí, no tienes las mismas oportunidades que un chaval que estudia fuera. Todos somos iguales, pero no hay igualdad de oportunidades".

Tras conocer sus historias, Andrea Ropero entrevista al alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, para conocer cuáles son las soluciones del Ayuntamiento para mejorar la situación de los vecinos de la barriada de los Asperones.

El alcalde asegura que el tema de la vivienda es competencia autonómica, y no local, y que bajo el nuevo gobierno de la Junta "tienen un programa de viviendas que es más potente".