"Hay niños que no pueden ver, otros que no pueden oír", lee una madre a sus hijos; y en este caso, hay otros que no caminan bien como María que tiene una parálisis cerebral desde que nació. Por eso su madre, para explicarle a sus otros dos hijos la discapacidad de su hermana, decidió hacerlo en forma de cuento.

"Había una falta muy grande en el mercado de libros para explicar a los más peques por qué hay niños distintos, pero cuando les explicas para ellos son iguales a los demás niños", comenta Teresa, madre de María.

En su caso, el diagnostico pesimista de los médicos no ha podido con horas y horas de rehabilitación. "Los médicos me decían que María no iba a hablar, no iba a caminar, pero María me ha probado desde entonces que puede ir más allá", añade Teresa.

Y más allá también ha llegado, David, quien imparte clases de natación a niños con y sin discapacidad, para que aprendan que no son tan diferentes. "Mi objetivo es la sociabilización, yo les hago interactuen con los niños, que jueguen entre ellos, que se relacionen", comenta David Rodríguez, Fundador Asociación Pegasus.

Porque aquí nadie, en clase de natación, nadie discrimina a nadie, simplemente se divierten. "Ellos no se dan cuenta de nada, el problema es la sociedad que les discrimina, o sea es luego cuanto te haces más mayor, cuando ahí sí tengo casos de niños que están fastidiados" añade David.

Camina con sus 'piernas bailongas', a las que bautizó así porque para él el humor es la mejor forma de enfrentar su discapacidad. "Si tú mismo te ríes de ti, nadie se va a poder reír de ti", asegura David.

Y hoy en el Día Internacional de la Discapacidad, tanto María como David, revelan que con sus historias es posible otra forma de ver y aceptar la realidad.