El presunto parricida de Carabanchel ha reconocido en el juicio que asesinó a su bebé de 19 meses e hirió de gravedad a su hijo de 5 años, pero no recuerda cómo lo hizo porque sus capacidades estaban "gravemente comprometidas" por el alcohol y por una fuerte depresión.

"Mis manos fueron las que cometieron efectivamente esos delitos", ha señalado Jorge Diego en la vista oral que se celebra estos días en la Sección Séptima de la Audiencia Provincial de Madrid.

Y ha querido dejar claro lo siguiente: "En ningún momento se me pasó por la cabeza hacerles daño, yo jamás he querido lastimar a mis hijos premeditadamente porque los amo, porque con mis facultades mentales normales no sería capaz de hacerlo".

El procesado, de 33 años y nacionalidad uruguaya, se enfrenta a una petición de la Fiscalía de 21 años de prisión por un delito de asesinato y otro de asesinato en grado de tentativa, si bien la acusación particular reclama la pena máxima de 43 años de cárcel.

"Acepto el asesinato de mi hijo Lucas, eso lo asumo, y también que agredí a David, aunque no lo recuerde", ha señalado el acusado, que ha admitido tener "un lapsus" en su mente por su "tratamiento psiquiátrico" desde las cuatro de la tarde hasta que despertó en comisaria por la mañana. El crimen sucedió pasada la medianoche.

En este sentido, ha explicado que se bebió "entre seis y ocho litronas de cerveza antes" y ese consumo se juntó con el alcohol que tomó la víspera del crimen cuando salió de fiesta. A ello, ha sumado que estaba deprimido por su trabajo, por el fallecimiento de dos familiares y por su separación.

"La situación era que iba a estallar una bomba y estalló", ha señalado el acusado que ha mencionado que desde noviembre de 2013 estaba bajo tratamiento, aunque no siempre se tomaba los antidepresivos. Por todo ello, ha mencionado no recordar nada de lo que sucedió.

"Lo único que recuerdo es estar en la comisaría esposado de pies y manos", ha agregado, aunque ha reconocido que administró medicamentos a sus hijos. Igualmente, ha negado que dejara una nota en la que justificaba los hechos "por el bien de los niños" y en la que daba a entender que quería suicidarse, lo que llegó a intentar en un par de ocasiones el mismo día de su detención.