A la Policía Científica le saltaron las alarmas con unas huellas dactilares que presentaban cicatrices en todos los dedos.

Como nuestras huellas son únicas e inmutables, el histórico narco intentó injertarse piel de los pies, pero no le sirvió. Lo contó Expediente Marlasca.

Ahora, la Policía Científica explica cómo se detuvo al histórico narcotraficante, que se había modificado todas las huellas de sus manos "por autoingertos, es decir, cogiéndose una zona de su cuerpo e implantándosela en las manos". "Cogió las huellas de los dedos de los pies", afirma Begoña Sánchez, jefa de la sección de identificación lofoscópica.

La Unidad Central de Identificación cuenta con una base de datos, el SAID, donde se introducen las huellas dactilares de todas las personas que son detenidas en España.

"Se toma la palma entera. Tomamos dedo por dedo, posadas, rodadas, la palma y lo que llamamos también el canto del escritor", explica Begoña Sánchez.

En el sistema ya existían huellas de Manuel Miranda de los años 2002 y 2008. Las de los dedos estaban modificadas, pero no impidió su identificación ya que, como cuenta la jefa de la sección de identificación lofoscópica, "modificarse simplemente la yema de los dedos no evita poder identificarle en un futuro porque queda el resto de la mano".

Sin embargo, las funciones de esta unidad no solo se limitan a resolver casos delictivos. También realizan identificación de cadáveres en grandes catástrofes, tanto a nivel nacional como internacional.

Para ello, si fuera necesario, son capaces de regenerar huellas, metiendo una combinación de productos químicos, generalmente amoniaco y agua. Este proceso suele durar unos 20 días hasta que, tal y como explica Juan Bastos, jefe de la sección de técnicas identificativas, "llega un momento en el que el perito observa que es perfectamente factible obtener la impresión dactilar que sirva para compararla con la del DNI".

La identificación a través de las huellas es la más habitual. Aunque el futuro, dicen, pasa por el reconocimiento facial.