Perú ha impuesto un nuevo reglamento para mantener la conservación del Machu Picchu por el que se obliga a los turistas a entrar a una hora concreta y permanecer durante un tiempo limitado, según confirma el Gobierno.

Este nuevo sistema de acceso, que ha llegado cargado de polémica, obliga a los turistas a elegir en qué momento quieren entrar (cada hora, de 6.00 de la mañana a 2 de la tarde) y el tiempo máximo que pueden permanecer en el poblado inca: tan solo una hora.

Esta medida es tan estricta que quien se exceda de la hora seleccionada perderá su derecho a visita. Con ello, se quiere reducir la afluencia masiva de turistas diarios, en 2017 llegaban cada día 3.800 personas, para evitar masificaciones y no alterar el lugar.

Además, solo se dejará entrar con vehículo propio a aquellos que hayan comprado su entrada con antelación. Para garantizar que se cumpla esta norma, se han establecido diversos controles en los accesos al Machu Picchu y en los andenes y estaciones cuyos trenes llevan al poblado.

No obstante, en julio de 2017 Perú ya había impuesto restricciones: se obligaba a realizar la visita siempre en compañía de un guía oficial y con un tiempo máximo de visita fijado en cuatro horas.