Un vecino de la localidad asturiana de Cangas de Onís ha dejado morir a un ejemplar de tigre al que tenía en una jaula en la parte trasera de su taller mecánico. Después, le arrancó la cabeza para quedarse con su cráneo a modo de trofeo.

El individuo ha reconocido los hechos ante un juzgado de Oviedo, aceptando una condena de seis meses de prisión y dos años de inhabilitación especial para ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga que ver con animales. Al aceptar la condena, el juicio no ha llegado a celebrarse.

Según el relato del fiscal, el acusado, poseía un animal de la especie Pantera Tigris, concretamente un tigre hembra, al que, incumpliendo las normas más elementales para su adecuado cuidado, así como la práctica totalidad de las obligaciones legales para la tenencia del mismo, lo tenía ubicado en una jaula de cinco por tres metros situada en la parte trasera de su taller mecánico, en Las Rozas (Cangas de Onís).

El Seprona tuvo conocimiento de la situación y realizó una primera inspección, tras la cual presentó una denuncia ante la Consejería de Medio Rural y Pesca del Principado de Asturias. Tras la segunda inspección se comprobó que la tigresa había fallecido.   

Fallecido el animal, el acusado, infringiendo nuevamente las obligaciones que le imponía la legalidad administrativa, enterró al mismo en su finca, no lo puso en conocimiento de las autoridades y, por medios que no han podido ser determinados, le arrancó la cabeza quedándose con su cráneo como "recuerdo".

Los hechos fueron considerados constitutivos de un delito de maltrato de animal doméstico o amansado del artículo 337 del Código Penal. La pena de prisión será suspendida con la condición previa de que el acusado no vuelva a delinquir en el plazo de 2 años, el cumplimiento de la inhabilitación acordada y al pago de una multa de tres meses con una cuota de seis euros diarios (540 euros).