El director técnico de Anticimex, Jordi Tapias, ha asegurado que "no se trata de una especie especialmente invasora, pero ya que se ha detectado en la red de saneamiento de la ciudad es posible que se extienda y pueda aparecer en jardines y edificios".

La cucaracha australiana ya se había detectado en 2016 en Guipúzcoa y con anterioridad en las Islas Canarias y con toda probabilidad llegó a Madrid alojada en mercancía o embalajes procedentes de zonas con asentamientos de esta especie.

Anticimex trabaja en coordinación con las autoridades sanitarias de la ciudad de Madrid para determinar la expansión de la especia y el mejor tratamiento a realizar. Con esta finalidad, el responsable técnico y de higiene de Anticimex Australia, John Murray, también está colaborando en la definición del tratamiento más aconsejable por su experiencia y conocimiento del comportamiento de la especie, sus preferencias de hábitat y costumbres de alimentación.

Los ejemplares adultos de la cucaracha australiana miden unos 3,5 centímetros de largo y tienen una coloración marrón rojiza, similar a otras especies como la cucaracha americana. Sin embargo, tiene algunos rasgos diferenciadores como las bandas de color más claro en el borde exterior de las alas.

Las cucarachas tienen su función en la naturaleza ya que son insectos carroñeros que se alimentan de materia orgánica en descomposición, proporcionan fuente de alimento para otras muchas especies del ecosistema y son depredadores de chinches y huevos de plagas agrícolas.

Sin embargo, en los entornos urbanos preocupa su proliferación por su potencial para transmitir enfermedades causadas por bacterias o virus. Uno de los riesgos para los humanos atribuido a las cucarachas incluye las alergias inducidas causadas por inhalación, ingestión, abrasión dérmica o inyección de alérgenos producidos por las cucarachas.