La Guardia Civil ha desmontado pieza por pieza los coches de los padres de Asunta Basterra. Buscan pruebas, fluidos de la menor, que demuestren si en uno de ellos se trasladó el cadáver de la niña. Un registro que se podría haber hecho en días, pero los agentes llevan semanas examinándolos. El de Rosario Porto, un Mercedes 190 de gran capacidad, es el más sospechoso.
El juez ya tiene encima de la mesa decenas de pruebas, ahora trata de estudiarlas y ordenarlas. El informe toxicológico y la autopsia determinarán si Asunta fue envenenada y desde cuándo. José Blanco se encargó personalmente de hacerle la autopsia a la menor. Desde el principio supo que los investigadores se enfrentaban a un caso difícil y complicado.