Rajoy, fiel a su forma de hacer las cosas, avisa para que nadie espere una revolución: "No va a haber cambios y lo diré en la Junta Directiva". Su argumento, todo va muy bien y son los mismos que ganaron en 2011, sin atender a los que avisan de un bajón electoral. Destaca que "el Gobierno está funcionando muy bien y el partido está funcionando muy bien, somos las mismas personas que ganamos las elecciones en 2011".

Pero las críticas internas existen, unas son explícitas y en público, como las de Esperanza Aguirre diciendo que la economía no es todo frente a los debates ideológicos. A las que el presidente responde: tampoco habrá cambios de discurso.

Otras críticas se hacen desde la sombra y apuntan a una posible salida de María Dolores de Cospedal de la Secretaría General después del desastre en Andalucía. Una filtración interesada, según la lugarteniente de Cospedal, que señala al entorno de Javier Arenas. Carmen Ríolobos ha dicho que "los que nunca han ganado unas elecciones quieren desestabilizar el partido". 

A sólo mes y medio de las elecciones autonómicas y municipales Rajoy exigirá a los suyos que abandonen las hostilidades: "La máxima unidad dentro del partido" resulta clave, aunque se trata de una unidad que sólo parece ver Rajoy.