La ya denominada noche de los machetes comenzó cuando un grupo de ciudadanos marroquíes empieza a quemar contenedores y poco después, armados con palos y machetes, la emprenden contra un grupo de inmigrantes subsaharianos. Entre ellos, unas mujeres y sus hijos, que acababan de llegar de un festival de música africana.

“El grupo empezó a atacar con palos a los autobuses, las mujeres en el interior empezaron a pedirles a los conductores que las llevaran a la comisaría de la policía” explica Elena González, periodista.

Ocurrió en Bukalef, un barrio de Tanger, uno de los puntos de Marruecos donde se concentra la mayor parte de inmigrantes que intentan acceder a Europa. Helena Maleno, activista española y residente en Tanger desde hace varios años, fue la primera que dio la voz de alarma: “Tengo el pecho inflamado y el brazo un poco dislocado”.

En total cinco personas resultaron heridas y varias casas incendiadas pero no es un hecho aislado: “Los marroquíes se quejan de que les ocupan los apartamentos, que se meten 15 personas en el apartamento y no pagan alquiler” cuenta Elena González.

Esto provoca ataques racistas como el del pasado diciembre cuando un chico camerunés murió tras ser perseguido por la policía marroquí. Es la dura realidad a la que se enfrentan decenas de inmigrantes también al otro lado de la frontera.