Pocos vehículos pasan por el peaje de la R-4 Madrid-Ocaña, una de las nueve autopistas quebradas que el Estado va a tener que nacionalizar, aunque aun no saben el coste. El ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, ha dicho que "en cualquier caso, sería inferior también a lo que hubiera costado al Estado hacer las autopistas para que hubieran estado en funcionamiento".
Según las concesionarios, habría que reparar sus pérdidas con unos 5.500 millones de euros, aunque el Gobierno decía que sería gratis. Ana Pastor, exministra de Fomento, dijo que "nunca los españoles van a poner un euro".
Una rotundidad que Ana Pastor, como presidenta del Congreso, ha esquivado: "Muchas gracias".
Las autopistas de peaje recibieron un impulso durante los gobiernos de Aznar, pero hoy son una ruina por los sobrecostes en las expropiaciones, las carreteras sin coste a escasos kilómetros y las proyecciones poco realistas, como en una en la AP-41 Madrid-Toledo, donde de los 25.000 vehículos diarios que se pensó, ahora solo pasan 843.
Roberto Bermejo, profesor de Economía de la Universidad del País Vasco afirma que "valía todo como la idea del crecimiento infinito, pero era absurdo".
En total, el Estado asumirá nueve autovías. La R-3 y R-5 ya quebradas, y las siete restantes en fase de liquidación en Madrid la R-2, R-4, M-12, AP-36 y AP-41, en Cartagena la AP-7, al igual que en Alicante.
La diputada de Podemos, Carolina Bescansa, afirma que "llegados a este punto, no queda otra que hacer lo que se está haciendo". No queda otra que nacionalizarlas, comparte la oposición porque los 3.400 millones de deuda que tienen los bancos y los fondos buitre no se han podido renegociar.