Incredulidad y dolor en el instituto de Haltern am See, del que eran 18 de los fallecidos en el accidente. Los psicólogos trabajan a destajo para ayudar a familiares y estudiantes a asimilar la muerte de 16 compañeros y dos de sus profesoras. Un consuelo que cada uno busca a su manera. En los brazos de compañeros, o en pequeños memoriales improvisados.
Martina es una de las policías locales que habitualmente cuida las entradas y salidas del instituto. El de hoy es uno de los peores días que recuerda. Un sentimiento que recorre toda esta pequeña ciudad al noreste de Düsseldorf, de menos de 40.000 habitantes.
Cabizbajos y con pocas ganas de hablar están los compañeros españoles de los fallecidos. Hoy, los estudiantes del Instituto Giola llevaban velas rojas en lugar de libros. En la puerta han colocado un pequeño altar, y en el interior han celebrado un acto en homenaje a sus compañeros de clase durante 10 días.
La conmoción es enorme. Sólo unas horas antes de embarcar, los 16 estudiantes alemanes muertos en el accidente desayunaron con sus familias de acogida españolas. Todo el pueblo de Llinars del Vallés está de luto. Frente al Ayuntamiento han celebrado un minuto de silencio a mediodía. Dicen que tardarán mucho tiempo en superar lo ocurrido.