En febrero de 2012, Mariano Rajoy afirmó: “Yo nunca modificaré la ley electoral por mayoría”. Sin embargo, ahora dice lo contrario. El Gobierno quiere, con las elecciones municipales y autonómicas a la vuelta de la esquina, reformar la ley electoral que haría que el alcalde más votado gobernara incluso aunque toda la oposición se aliara y sumara más votos. Una reforma de peso con la que al Gobierno le ha entrado prisa.
“Una ley de reforma electoral no se puede hacer sin consenso porque eso resta legitimidad”, señala Julián, catedrático en Ciencias Políticas de la Universidad Complutense. Por su parte, Ramón, catedrático de la UNED, manifiesta que “no se juega con una mayoría aplastante a título de rodillo para cambiar unas reglas de juego que no les son favorables”.
En este aspecto, algunas encuestas apuntan que el PP perdería algunos municipios, es decir, sería el partido más votado pero sin mayoría absoluta. “La reforma podría estar motivada porque según las encuestas el PP podría perder alcaldías", señala Julián. Ramón cuenta que “un batacazo en las municipales augura un mal resultado en las generales”.
Aunque no dudan de su legalidad, muchos expertos cuestionan una reforma sin consenso que cambiará la ley a tan sólo nueve meses de las elecciones municipales y autonómicas.