Las sanitarias que han sido recientemente madres están preocupadas por si la vuelta al trabajo pudiese afectar a la salud de sus bebés, pero también sienten frustración porque quieren estar junto al resto de sus compañeras, luchando contra el coronavirus.

Es el caso de Lidia, enfermera de baja por maternidad. Pronto tendrá que reincorporarse a su puesto, aunque estos días dice sentir "mucha frustración y mucha impotencia" por no poder estar en primera línea de batalla con sus compañeras. No lo está porque es madre lactante y su hijo de tan solo ocho meses la necesita.

Laia también es enfermera y madre. Está teletrabajando dando soporte telefónico para el hospital y compagina esa ocupación con otra: lactar a su bebé. Aún así, se siente frustrada: "Puede parecer fácil pero es frustrarte pensar que podemos estar fallando a nuestra profesión".

Laia, y otras muchas mujeres en esta situación, quieren hacer horas extras de manera asistencial en hospitales pero tienen miedo: "Miedo a infectar a nuestros bebés y a separarnos de nuestros bebés. Si supiera que hay epis para todos, si no tuviera una bebé, si no diera el pecho... ya estaría doblando turnos como he hecho muchas otras veces", indica la enfermera.

Lo cierto es que no hay una recomendaciones específicas para las mujeres que están en contacto con la COVID y amantan. Laia Aguilar, especialista en lactancia materna, explica que "las medidas que se recomiendan es evitar precisamente contacto íntimo con la gente con la que conviven". Algo que es extremadamente complicado en el caso de las madres lactantes.

La leche materna no transmite la enfermedad pero con el contacto, sí. Por eso piden ayuda: "Algunas mujeres no explican el temor de contagiar a toda la familia o al bebé, a enfermar y tener que separarse de ellos", indica la experta.

Por eso piden ayuda para gestionar los medios y minimizar la posibilidad de contagio sin tener que elegir entre sus hijos o su vocación.