El juez que sentó en el banquillo a la infanta no se siente ganador ni perdedor con la sentencia, aunque en una entrevista con El Mundo, sí desliza un desacuerdo con el rol que el tribunal atribuye doña Cristina: "El tribunal ha dado por bueno que la infanta era una mujer florero y que no se enteraba de nada, que firmaba el autoalquiler de su palacete de Pedralbes sin saberlo, que estaba en Aizoon siendo una ingenua".

Sin embargo, para Castro, la infanta no era una "mujer florero", ya que según declara: "Con eso no estoy de acuerdo. Cuando la interrogué me contestó mil veces con evasivas y así es muy difícil que me pudiera convencer".

Una decisión, la de sentar a la infanta en el banquillo, que le enfrentó al fiscal Horrach.

El juez instructor asume que su trabajo terminó cuando puso a los acusados a disposición del tribunal y reconoce, eso sí, que a falta de profundizar en la sentencia, la lectura de la pena impuesta a Urdangarin le ha sorprendido.

Y a la pregunta de si volvería a actuar de la misma manera, el juez Castro responde que sí de manera rotunda.