El presidente de la Generalitat y candidato de CiU, Artur Mas, ha definido la campaña electoral catalana que finaliza este viernes como "la más dura y, sobre todo, la más sucia", después de las acusaciones de corrupción de los últimos días y de los rumores sobre un borrador de un informe policial que vincularía a Mas y Pujol con cuentas en paraísos fiscales.
Mas se ha defendido de las acusaciones en TVE, y ha dicho que no tiene "ninguna cuenta en Suiza", tampoco de la herencia de su padre: "Mi padre no me dejó ni un euro de herencia, se lo dejó todo a mi madre". "El Gobierno, el PP, determinadas instituciones y el diario ‘El Mundo’ están detrás de todo esto, manipulando para alterar el resultado de las elecciones catalanas", ha señalado Mas.
Acusa al Gobierno de intentar manipular las elecciones
Además, ha sostenido que "da la sensación de que la Fiscalía actúa de manera independiente, y en cambio el fiscal general del Estado depende directamente del Gobierno".En cuanto al debate soberanista, el punto central de la campaña, Mas niega haberlo puesto sobre la mesa para ocultar los recortes económicos: "No es verdad, ya he dicho que no puedo negar que tengamos que hacer más recortes después de las elecciones".
Pide dar "un mensaje histórico" en las urnas
Artur Mas, ha apelado al electorado a dar un "mensaje histórico" el próximo domingo en una declaración realizada en el Mercado del Born, en Barcelona, en donde se hallan los restos arqueológicos de la contienda de 1714.
"El mundo nos estará observando atentamente el próximo domingo 25 de noviembre y tenemos la oportunidad de mostrar la mejor expresión cívica de nuestra democracia y de hacer llegar claramente un mensaje histórico", ha afirmado Mas en una declaración de final de campaña de tono épico y sin preguntas. Este mensaje, ha agregado Mas, es "decir que Cataluña ha decidido que quiere hacerse responsable de su futuro" en convivencia y armonía con el resto de países y naciones del mundo.
Mas ha recordado que el Mercado del Born, en el que se han preservado las ruinas halladas en el subsuelo de la Barcelona destruida durante la guerra de sucesión de 1714, es el "símbolo de la resistencia heroica del pueblo catalán en defensa de sus libertades". "Es también la imagen de constancia y esfuerzo a lo largo de la historia para garantizar la identidad, el autogobierno, las libertades y la justicia social de este país", ha agregado.