El Tribunal ha confirmado las penas de muerte contra 21 de los inculpados, que serán ejecutados en la horca. Otras cinco personas han sido condenadas a cadena perpetua y el máximo responsable policial pasará 15 años entre rejas. Los radicales celebran esta sentencia, aunque reconocen que hubieran preferido la pena de muerte para todos los cargos policiales.
La respuesta por parte de los ultras Al Ahly, los radicales del partido al que pertenecían la mayoría de las víctimas, ha sido incendiar la federación egipcia de futbol y el club deportivo de la policía. Su rabia por el veredicto, que consideran poco severo, se ha traducido en violentos enfrentamientos.
Por este motivo, se ha elevado el nivel de alerta ante la posibilidad de ataques contra la policía y las fuerzas armadas. Las autoridades temen que estos disturbios provoquen una nueva ola de violencia en el país, tras recibir alertas de posibles ataques yihadistas.
Los choques entre los manifestantes y las fuerzas de seguridad no cesan, y han provocado la muerte tres personas por asfixia al respirar gases lacrimógenos.