"El Señor nos ha dado muchos días de sol y ligera brisa, días en los que la pesca fue abundante, pero también momentos en los que las aguas estuvieron muy agitadas y el viento contrario, como en toda la historia de la Iglesia y el Señor parecía dormir", afirmó el papa durante su última audiencia como pontífice.

Benedicto XVI dijo que se ha sentido como san Pedro con los apóstoles en la barca en el lago de Galilea y que siempre ha sabido que en esa barca está el Señor. "Y siempre he sabido que la barca de la Iglesia no es mía, no es nuestra, sino suya y no la deja hundirse. Es Él quien la conduce, por supuesto, a través de los hombres que ha elegido. Esta es una certeza que nada puede ofuscar y es por ello que mi corazón está lleno de agradecimiento a Dios, porque no me ha hecho faltar a toda la Iglesia y también su consuelo, su luz y su amor", añadió

En medio de una gran ovación, el papa Benedicto XVI ha entrado en la plaza de San pedro del Vaticano en el papamóvil, para celebrar la última audiencia pública de su pontificado, a la que asisten decenas de miles de fieles de todo el mundo. Benedicto XVI recorre la plaza de San Pedro en el papamóvil, para estar más cerca de los presentes, que no cesan de corear "Benedicto", "Benedicto" y "viva el papa", mientras ondean banderas de numerosos países, entre ellos la española y latinoamericanas, y suenan las notas de un órgano.

Roma se blinda para despedir al Papa
El alcalde de Roma, Gianni Alemanno, ha pedido fondos al Estado italiano -unos 4,5 millones- para organizar los próximos acontecimientos y sobre todo los días del cónclave, el anuncio del nuevo Papa y su posterior entronación. Para estos días, la alcaldía de Roma ha creado dos unidades especiales, una que se ocupará de la organización y acogida de los fieles y otra en colaboración con el Estado relativa a la vigilancia y orden público. Para la audiencia de hoy se han movilizado cerca 2.000 personas entre fuerzas del orden y voluntarios.

Entre ellos centenares de policías municipales para organizar el normal tráfico ciudadano ya que se cerrarán varias calles de acceso al Vaticano y a estos se agregarán otros centenares de agentes de la Policía italiana y voluntarios, así como 300 miembros de la Protección Civil italiana. También está prevista la presencia de francotiradores en los tejados en proximidad de la plaza de San Pedro y el control de las alcantarillas para evitar posibles atentados.

Unas medidas de seguridad necesarias ya que el papa saludará a los fieles recorriendo la plaza abordo de un papamovil descapotable. Ante la gran afluencia que se espera, se ha organizado también un servicio de autobuses que llevarán a los fieles llegados a la estación ferroviaria de Termini a la Plaza de San Pedro, así como se aumentarán las líneas de autobuses que llevan al Vaticano.

Según el presidente de la asociación de Hoteleros de Roma, Giuseppe Roscioli, en estos días "se espera una llegada de un 10 por ciento de fieles más respecto a este periodo de año", y, aseguró que "con cerca 100.000 plazas hoteleras libres no habrá problemas".

También se preparan en Castel Gandolfo, donde Benedicto XVI se trasladará mañana, día de su renuncia, para pasar dos meses mientras terminan las obras de reestructuración del monasterio ubicado en los jardines vaticanos y en el que como anunció "desaparecerá".

Los habitantes de Castel Gandolfo recibirán al pontífice con una procesión de antorchas y se recogerán ante el balcón del palacio apostólico, desde donde el papa dará su último saludo antes de su renuncia. Para el alcalde de Roma, el problema es la incertidumbre de no saber por el momento en qué días se celebrará el cónclave y poder así empezar a organizar la llegada de los fieles que se congregan en la Plaza esperando la "fumata" blanca, que anuncia la elección del nuevo Papa.

Medias extraordinarias se necesitarán después sobre todo para la ceremonia de entronación del nuevo pontífice, a la que están invitados todos los Jefes de Estado y de Gobierno. El cónclave para elegir al nuevo pontífice comenzará, como establece la normativa vaticana, entre 15 y 20 días después del inicio de la llamada Sede Vacante (tiempo que va desde la muerte o renuncia de un papa hasta la elección del siguiente), aunque podría empezar antes si los 115 cardenales que participarán en el cónclave están ya en la capital italiana, según el último "motu proprio" expedido por Benedicto XVI.