Marta Oreja se encuentra atrapada en Kombani (Kenia), donde tiene que enfrentar un proceso judicial tras varias denuncias por abusos a menores que, según ha explicado, interpusieron contra ella dos trabajadores a modo de venganza.

Todo se remonta a principios del 2020, cuando estalló la pandemia de coronavirus y ella tuvo que regresar a España. Dejó la escuela que fundó para niños en manos del director del centro y su mujer, una de las profesoras, para que se hicieran cargo de todo hasta que ella pudiera regresar, siempre según su relato.

Cuando pudo volver a Kenia, más de un año después, varias familias usuarias del centro educativo le advirtieron -dice- de que el director y su mujer les habían obligado a pagar unas tasas, a pesar de que el colegio es gratuito porque la ONG de Marta se encarga de financiarlo todo.

Al conocer esto, como explica en una publicación en Facebook, no dudó en despedir al matrimonio y denunciarlos por extorsión. A modo de venganza, dice, ellos interpusieron una denuncia falsa contra ella por abusos sexuales a los niños que estudiaban en dicho colegio.

"En su denuncia aseguran que cambio de identidad para esconder las actividades ilegales que estoy haciendo en este país. Que los niños están traumatizados porque están en manos de una abusadora y explotadora y que van a sufrir daños irreparables si nadie toma acciones legales contra mí", ha escrito en su cuenta de Facebook.

Si bien, la situación podría cambiar porque el juicio ha sido pospuesto hasta el 24 de septiembre porque, según ha explicado Marta Oreja en declaraciones a laSexta, una madre ha retirado su denuncia y esto implica que "no hay caso, ni crimen".

"Estoy contenta porque el hecho de que haya retirado la denuncia es una evidencia de que no hay caso, ni crimen, ni nada que denunciar. La acusación pierde mucho peso", ha señalado a esta cadena.

También ha confesado que lo está pasando mal porque "no es una situación agradable" y desearía estar en su casa. Ayer, ha dicho, recibió una carta con amenazas y el matrimonio que la denunció solicita que sea detenida en una semana.

Su cuenta de Facebook asegura que fundó la ONG 'Supporting Healthcare in Kenya' y tiene apadrinados a 113 niños cuyas familias viven en la calle en Kombani, una aldea de Kenia. Según describe en redes sociales, les da "acceso a una educación de calidad, les proporciona una comida al día y asistencia médica cuando enferman". Este proyecto se financia mediante apadrinamientos mensuales y donativos periódicos.