Niza se queda sin habla y lo hace por cada una de las 84 vidas arrebatadas hace solo cuatro días. Poco, dicen, se puede hacer para aliviar el dolor que sienten cientos de familias. "No estoy bien, hemos visto imágenes muy impactantes. No me puedo imaginar el dolor que ha vivido la gente que estaba en este paseo", explica una francesa.

Da igual donde mires o a quién preguntes, el desconsuelo se percibe en la mirada de cada Nicense. En el último día de luto nacional todavía se siguen preguntando cómo es posible que no se haya podido evitar.

Día de sentimientos encontrados: aplausos a familiares y a cuerpos de seguridad y abucheos y rabia contra el Gobierno. "Es un fallo del Gobierno", explica un francés. Ahora solo queda respirar hondo e intentar olvidar una de las peores tragedias que ha vivido el país.