Los trabajadores de la lavandería central de los hospitales de Madrid llevaban once días encerrados porque la empresa que entra a gestionar este servicio, público hasta ahora, les ofrece limpiar la ropa sucia de todos los hospitales de Madrid con una rebaja del 40% de sueldo.

Las manos que lavan sangre y excrementos de las sábanas hasta este sábado, eran mileuristas. A partir del próximo domingo cobrarán 640 euros.  Pero la empresa, en la noche de este sábado, no ha permitido quedarse y ha amenazado con desalojar.

Unos 80 trabajadores han decidido no aceptar las condiciones que le ofrecía la empresa adjudicataria. Tenían de plazo hasta las diez. Si continuaban, habría problemas.

La razón del cambio de gestión es el ahorro: 36 millones de euros. El gobierno madrileño es claro. Si la empresa privada lava más barato, no hay color. Pero las personas, los trabajadores, cómo se las apañen, es otra historia.

Javier Fernández-Lasquetty, consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, ha afirmado que "no veo ninguna razón por la cual lavar las sábanas y la ropa de quirófano del hospital Ramón y Cajal como se está haciendo ahora mismo por parte de esa misma empresa con las retribuciones del convenio colectivo tenga que estar peor pagado que lavar la ropa de cualquier otro hospital".

Es complicado explicarles que ellos son daños colaterales de la crisis. Víctimas de unas políticas que priman el ahorro por encima de todo.