Fernando Osuna, con residencia en Sevilla, es uno de los tantos abogados con clientes que han sido denunciado por algún tipo de fraude. En concreto, uno de sus contratantes montó una papelería en la ciudad andaluza, y no tardó en ser denunciado ante Hacienda por un competidor directo.

"Hacienda le hizo una inspección y vio que, efectivamente, todo estaba correcto", asegura Osuna

En este sentido, en lo que va de legislatura no ha parado de crecer el número de 'chivatazos' anónimos sobre posibles fraudes. Así, en 2012 se abrieron casi 700 actas de inspección gracias a estos delatores. Cifra que llegó a aumentar hasta las 755 actas en 2013 y las 972 en 2014, según los datos de la Agencia Tributaria.

Todo parece indicar que este año volverá a batirse un récord, pues, hasta octubre, ya se han abierto 885. "Cuando hay una denuncia, la Agencia Tributaria puede hacer algún tipo de comprobación, y ahí sí que se sirve de herramientas informáticas", indica Manuel Redal, portavoz del Sindicato de Técnicos de Hacienda Gestha.

De esas cerca de 1.000 actas abiertas anualmente, Montoro llega a tomar nota de hasta 10.000 denuncias. Un gran pocertanje de las mismas se desechan casi de forma inmediata por carecer de viabilidad en cualquiera de sus formas. En cambio, de las que sí pasan a trámite para su investigación, solo un 8% acaban en actas de inspección.

Pero, ¿existe un perfil consolidado del 'chivato' que advierte sobre fraudes? Entre los delatores abundan exsocios, divorciados, familiares, trabajadores despedidos, competidores y, cada vez con mayor frecuencia, expertos informáticos o hackers.

Sin embargo, es necesario aclarar que denunciar un fraude fiscal no reporta beneficio económico alguno al 'chivato'.

"En muchas ocasiones actúan con cierto resentimiento, por lo que no les importa que esto no les reporte ningún tipo de beneficios", explica Emilia Sánchez, abogada de Legálitas. Unos chivatazos que pueden llegar a la Agencia Tributaria vía Web, correo, o directamente en alguna de sus oficinas.