Andrés, como otros tantos científicos españoles, se enfrenta a un futuro incierto. Su contrato de astrofísico termina en octubre y si no ocurre un milagro será otro talento perdido. Mientras en otros países se lo rifan, en España sus 15 años de experiencia parecen no servir para nada. 

Hace unos días le comunicaron que le denegaban la beca Ramón y Cajal por falta de potencial para dirigir un equipo, cuando Andrés lideró un importante proyecto para la Agencia Espacial Europea. 

La falta de oportunidades en España los lleva directos al extranjero. Es el caso de María. Lleva un año trabajando como investigadora en Dinamarca y no ve el momento de poder volver. Enrique cruzó el charcho hace año y medio para sumergirse en un proyecto en la Universidad de Harvard. Asegura que la ciencia en España no está valorada.

Y por eso los mejores acaban fuera de nuestras fronteras. Es el caso de Diego Martínez, reconocido como el mejor físico de europa, o de Nuria Martí que pasó de la lista del paro en España a participar en un hito científico como la clonación terapéutica.