Los chipriotas han vuelto a la calle, pero no para festejar el Lunes de Carnaval.  Protestan contra el recorte a sus ahorros, y contra un corralito que durará, al menos hasta el jueves.

Por su parte,el  Kremlin reaccionó con dureza al anuncio de la quita a los depósitos bancarios en Chipre, que afectaría directamente a los capitales rusos, y amenazó a Nicosia con revisar la reestructuración de la deuda chipriota.

Tanto el presidente ruso, Vladímir Putin, como el primer ministro, Dmitri Medvédev, criticaron sin rodeos la medida, impuesta por el Eurogrupo a cambio de un rescate financiero y aceptada por Nicosia, que de ser aprobada el martes por el Parlamento perjudicará a empresas y bancos rusos que operan en la isla mediterránea.

A su vez, Putin tachó de "injusta, poco profesional y peligrosa" la medida, anunciada como condición para un rescate al país de 10.000 millones de euros y que, de aprobarse en el Parlamento, obligará a los ahorradores, residentes o no, a pagar un impuesto extraordinario estimado, según últimas informaciones, en el 12,5 % sobre los depósitos de más de 100.000 euros y el 3 % sobre el resto.