Jeff Sharlet

Editorial: Capitán Swing

Año de publicación original: 2009

Una élite silenciosa lleva años socavando la democracia estadounidense y con ella la del mundo entero. Se los conoce como La Familia o La Hermandad, una organización fundamentalista cuyas raíces se extienden por el poder económico, político y militar.

No tienen prisa, pero son insaciables. No buscan un cambio rápido que les descubra, les va bien en el secretismo, pero sí cambios fundamentales que deshagan cualquier avance social conseguido hasta ahora. Son fascistas. El periodista Jeff Sharlet se infiltró y publicó en 2009 un libro que ahora reedita con un prólogo en el que reconoce que los subestimó. Bienvenidos a La Familia.

Amigos que rezan

Desde 1953 se celebran en Estados Unidos los Desayunos Nacionales de la Oración. Aparentemente inofensivos, estos desayunos consisten en una reunión "entre amigos" con algún invitado especial. Por ahí han pasado personalidades como Bono (el de U2) y José Luis Rodríguez Zapatero, de las que uno no sospecharía jamás que están del lado del fundamentalismo religioso y político. Sin embargo, ambos estaban participando en un acto cuyo objetivo final es, según el periodista Jeff Sharlet, tejer una red de contactos políticos y sociales al servicio de una organización que busca introducir su agenda en el Capitolio. Y es que, precisamente, la organización buscaba perfiles muy alejados del suyo para suavizar su imagen.

Pero, ¿quién es toda esta gente? El fundador de La Familia fue un inmigrante noruego en Estados Unidos llamado Abraham Vereide, quien tuvo una revelación. ¿Y si Jesús no estaba hablando de ayudar a los pobres, sino de crear una élite de poderosos con dinero que defiendan sus intereses? Y así lo hizo.

El fundador de La Familia fue un inmigrante noruego en Estados Unidos llamado Abraham Vereide

Entonces reunió a un selecto grupo de empresarios europeos amantes del fascismo. Se cuenta que uno de sus primeros grandes logros fue conseguir el desmantelamiento del New Deal que Roosevelt puso en marcha en 1933 para amortiguar los efectos devastadores de la crisis del 29. ¿Ayudar a los pobres? No way, José.

Hoy, desde su base en Arlington, en el estado de Virginia, planifican una toma de poder silenciosa. Fue en esta sede en la que el periodista Jeff Sharlet se infiltró durante un tiempo. Allí conoció a sus miembros de la base, cómo funcionan y lo que piensan. Se creen los elegidos de una cruzada, no cristianos, dice Sharlet, un término "del que se burlan por considerarlo demasiado limitado para aludir al mundo que están construyendo en honor de Jesús".

En La Familia se consideran "seguidores de Cristo" pero no tienen problemas en hacer contactos con líderes de cualquier religión

Ellos se consideran "seguidores de Cristo". Un matiz, dice el periodista, fundamental en el movimiento, puesto que hace más referencia a la obediencia que a la fe. De hecho, no tienen problemas en hacer contactos con líderes de cualquier religión si los valores que defienden en el fondo son los mismos. "Colaboramos con el poder donde podemos" era una de las frases favoritas de su líder.

A lo largo de casi 500 páginas, Sharlet disecciona la organización, su pasado y sus intenciones futuras. Y ahora, la mala noticia: este ensayo fue escrito en 2008 y publicado en 2009, recién llegado Barack Obama a La Casa Blanca, en una época que hoy nos parece muy lejana, en la que parecía que el mundo caminaba firme hacia el reconocimiento de los derechos de las minorías raciales, las disidencias sexuales y la búsqueda de la verdad. En ese contexto, el periodista se preguntaba si de verdad La Familia conseguiría algún día el poder que parecía perseguir. Y entonces, en 2015, llegó Trump.

La vida después de Trump

La llegada del magnate puso patas arriba la tesis de La Familia. Se acabó la discreción, se acabó la lucha silenciosa, se acabaron las medias tintas y las palabras bonitas. La cruzada de las élites contra el resto es clara y palmaria, practicada a la luz del día. Y es por eso por lo que ahora este libro se reedita con un prólogo escrito en 2025.

En él, Sharlet reconoce que se equivocó al creer que este movimiento religioso fundamentalista no alcanzaría jamás el poder y se pregunta si acaso no lo habrá alcanzado ya. Lamenta también haber cometido otro error: haber creído que la población no aceptaría jamás un movimiento fascista puro y duro. Para el autor, el movimiento MAGA no puede llamarse de otra forma por mucho que algunos se empeñen en dar volteretas mentales para no hacerlo.

Sharlet reconoce que se equivocó al creer que este movimiento religioso fundamentalista no alcanzaría jamás el poder

Les aseguramos que cada una de las páginas de este libro les dejará con la boca abierta y les impedirá cerrarlo hasta no haber leído, al menos, una página más de este ensayo fundamental para entender el siglo XXI.

Y ahora, la buena noticia: rechaza el autor la idea de inevitabilidad y nos anima a guardar la esperanza de que podamos librarnos de su poder.

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