Todo cambió para el Atlético en el verano de 2011. Todo volvió a ser lo que nunca debería haber dejado de ser para el Atlético ese verano. En ese verano, se firmó a Gregorio Manzano con el objetivo de volver a la Champions, de llegar lo más lejos posible en la Copa y, por qué no, de reeditar la Europa League. Solo una cosa se logró, y no por él, sino porque la mala primera parte de curso hizo que hubiera que cambiar de rumbo. Hizo que llegara al banquillo Diego Simeone. Hizo que el Atleti volviera a ser el Atleti.
Justo fue hace seis años. Fue en aquel 23 de diciembre de 2011 cuando el argentino cumplió su sueño de llegar a uno de los clubes de sus amores tras el desastre copero ante el Albacete. Pocos podrían pensar que con él, con un entrenador que tuvo su única experiencia europea en el Cagliari, el Atlético llegaría en poco más de un lustro al lugar que nunca debió dejar.
Porque por más críticas que reciba, por más que su idea de fútbol sea la que es, el Atlético es de nuevo un grande en España y en Europa. En su primer partido, contra el Málaga, ya dejó clara la idea de cerrar la portería y de aprovechar las ocasiones que se creasen. Y en menos de un año ya había llevado a los del Calderón dos veces a Neptuno. La primera por la Europa League, tras un repaso al Athletic en la final. La segunda, por la Supercopa de Europa, tras un mayor repaso aún al Chelsea.
Quedaba una asignatura pendiente para un equipo que, con los mismos con los que apenas sumaba con Manzano, llegó a levantar títulos con Simeone. Y con casi los mismos reinó en España, lo que aún les restaba por hacer. Tras una buena temporada en Liga, con un tercer puesto, los del Cholo se jugaron la final de la Copa del Rey ante el Real Madrid. La ganaron. Con gol de Miranda. Y en el Santiago Bernabéu.
Con la moral en alza, pero sin Falcao, llegó la Liga. Llegó el que fue un año histórico y podría haber sido el mejor de los más cien años de existencia de club. Los Diego Costa, Villa, Courtois, Godín, Filipe, Gabi, Tiago, Arda y demás llevaron a las vitrinas del Calderón el torneo de la regularidad. Y por dos minutos y medio no llevaron una Champions, en una final contra el Real Madrid que Ramos empató en aquel fatídico 93'.
Penúltimo título con Diego Simeone. El último, ante el Real Madrid con la Supercopa de España. Todo cambió en ese trofeo, con una delantera inédita formada por Mandzukic y Antoine Griezmann tras el adiós de Diego Costa y de Villa. También se fueron Diego Costa, Filipe y Courtois. Dos de ellos han vuelto, y uno ha sido perfectamente suplido por un Jan Oblak que era casi un completo desconocido hasta que, en el Atlético, se ha destapado como uno de los mejores del mundo.
Tres años hace ya del último título de Simeone con el Atlético. Tres años en los que ha peleado la Liga y de nuevo volvieron a una final de Champions en la que, otra vez, cayeron ante el Real Madrid. El cholismo sigue más presente que nunca, con un estilo, el de la intensidad, el coraje, la lucha, el trabajo y la brega, que ha llevado a un club que no puede competir en salario con los transatlánticos europeos ha dejarlos en la cuneta en la cancha.