"Se consume un 30% menos de alcohol que hace veinte años pero los jóvenes que beben, beben más de lo que se bebía hace veinte años", ha asegurado Bosco Torremocha, director de esta fundación, financiada por la Federación Española de Bebidas Espirituosas.

Tanto Torremocha como el catedrático asesor de FAS, Gonzalo Musitu, han enfatizado que la mejor estrategia para frenar el alcoholismo juvenil es informar y formar cuanto antes a jóvenes, familias y educadores en relación al daño "irreversible" que el alcohol causa en los menores de 18 años para retrasar lo máximo posible el inicio en su consumo.

"La prevención funciona, aunque tarde más", ha apostillado Torremocha, quien ha cuestionado la eficacia de las "políticas prohibicionistas". Con todo, Musitu ha enfatizado que antes de que un joven cumpla los 18 años "no es tolerable que beba ningún tipo de bebida alcohólica", porque los daños que el alcohol causa en su cerebro son irreversibles y Torremocha ha recordado que "siempre que un menor consume alcohol es porque un mayor se lo proporciona".

Los portavoces de FAS han señalado que a la mayoría de los jóvenes no les gusta el sabor del alcohol y, además, los estudios refleja que un 70 por ciento de ellos no acuden al botellón para beber sino para relacionarse con sus amigos, por lo que una correcta formación sobre los peligros del alcoholismo les ayudará a rechazar la bebida como hábito de socialización.

Han matizado que la mayoría de los adolescentes españoles "son gente sana" y que sólo un 1,2 por ciento de los jóvenes tiene problemas de adicción al alcohol, en casi todos los casos por sufrir deficiencias de autoestima o por problemas familiares.