Ver el tráiler es el paso previo a sentarse en un cine. Es en sí mismo un arte muy complicado de dominar porque la idea es contar la película sin contarla y hacer que al público le entren ganas de ir a verla.

A lo largo de los años han evolucionado mucho. Al principio era un señor el que te contaba de qué iba la película. Acompañado de unos textos que era imposible no leer.

Pero como todo arte, ha habido una evolución. En los 80 se empezó a experimentar con tráilers que te vendían una idea, no la trama. Tan sugerentes que ibas al cine sin saber lo qué ibas a ver.

A pesar de estos arranques de creatividad, al señor que te cuenta la película le costó mucho jubilarse. En Jurassic Park también estaba... pero luego cuando se estrenó la versión 3D en cines casi 20 años después, la película era la misma, pero el tráiler no.

Con la llegada de internet ya no había que ir al cine para ver un tráiler. Se perdió el ritual, empezaron a reproducirse como setas y usaban diferentes trucos para atraer a la gente.

Desde contarte "literalmente" la peli entera en el tráiler, reventarte la sorpresa principal, enseñar escenas que luego no aparecen en el montaje final, o usar una banda sonora de otra película para añadir dramatismo.

Los tráilers de hoy siempre tienen una música en la que no puede faltar la percusión para acentuar la acción. Cuanta más percusión, mejor, porque al final lo que importa es que acabes yendo al cine. Aunque viendo el tráiler no te hayas enterado de nada.