Hace tres años la vida de Rafael cambió por completo cuando le descubrieron un tumor cerebral en la zona que controla los movimientos del hombro y la mano.

"Me tuve que levantar de la cama con un dolor tremendo en el puño, que se me encogía, me incorporé de la cama y perdí el sentido. Estar impedido era una de las alternativas, la otra dejar que creciera el tumor y morirte", cuenta Rafael.

Por ello, decidió probar un tratamiento innovador basado en la plasticidad cerebral. A través de electrodos, se consigue acelerar una capacidad natural del cerebro por la que una zona sana adopta las funciones de otra dañada.

"Intentamos dirigir y acelerar el proceso para que otras áreas del cerebro sean capaces de soportar las funciones que se podrían dañar si hiciésemos una disección completa del cerebro en la zona en la que está el tumor", explica Juan Antonio Barcia, Jefe de Servicio de Neurocirugía del Hospital Clínico de Madrid.

Una técnica que, de momento, solo se utiliza en tumores de crecimiento lento, aunque no descartan más aplicaciones en el futuro. "Ayudar en rehabilitación de pacientes que han perdido funciones debido a un ictus o un traumatismo", añade Barcia.

Es un tratamiento que solo se aplica en España, pero los resultados han sido tan optimistas que esperan que se empiece a emplear en todo el mundo.