La Tierra afronta seis puntos de no retorno ambientales que podrían acarrear "impactos irreversibles para las personas y el planeta" si no se abordan sus riesgos: extinciones aceleradas, agotamiento del agua subterránea, deshielo de glaciares de montaña, contaminación atmosférica, calor insoportable y futuro inseguro.

Así se recoge en el 'Informe de riesgos de desastres interconectados', elaborado por el Instituto de Medio Ambiente y Seguridad Humana de la Universidad de las Naciones Unidas (UNU-EHS, por sus siglas en inglés), y dado a conocer este miércoles, cuando queda poco más de un mes para que comience la Cumbre del Clima, conocida como COP28- en Dubái (Emiratos Árabes Unidos).

Algunos sistemas socioecológicos están estrechamente relacionados con las personas, como los hídricos, los alimentarios y los ecosistemas. Cuando se deterioran, no suele ser un proceso sencillo y predecible. Más bien, la inestabilidad aumenta lentamente hasta que, de repente, se alcanza un punto de no retorno y el sistema cambia fundamentalmente o incluso se colapsa, con impactos potencialmente catastróficos.

El informe define punto de no retorno como el momento en el que un sistema socioecológico ya no es capaz de amortiguar los riesgos y proporcionar sus funciones previstas, tras lo cual el riesgo de impactos catastróficos para estos sistemas aumenta sustancialmente. Esos puntos de inflexión van más allá de los ámbitos individuales del clima, los ecosistemas, la sociedad o la tecnología.

Por el contrario, están intrínsecamente interconectados y estrechamente vinculados a las actividades humanas y a los medios de subsistencia. Muchos riesgos nuevos surgen cuando los mundos físico y natural se interconectan con la sociedad humana.

Agua subterránea y agricultura

Un ejemplo de punto de no retorno es el agotamiento del agua subterránea. Sus reservas, denominadas acuíferos, son un recurso esencial de agua dulce en todo el mundo y suministran agua potable a más de 2.000 millones de personas.

Alrededor del 70% de la extracción del agua subterránea se destina a la agricultura, a menudo porque no se dispone de suficiente agua de fuentes superficiales. En la actualidad, los acuíferos ayudan a mitigar la mitad de las pérdidas en la agricultura causadas por la sequía, un fenómeno que solo se espera que aumente en el futuro debido al cambio climático.

Pero el informe avisa que los acuíferos se acercan a un punto de no retorno. No obstante, más de la mitad de los principales acuíferos del mundo se están agotando más rápido de lo que pueden reponerse de forma natural.

Si la capa freática desciende por debajo del nivel al que pueden acceder los pozos existentes, los agricultores pueden encontrarse de repente sin capacidad de acceso al agua, lo que pone en riesgo a sistemas enteros de producción de alimentos que pueden fracasar.

Algunos países, como Arabia Saudita, ya han superado este punto de no retorno de las aguas subterráneas. Otros, como India, no están lejos de él. "A medida que extraemos indiscriminadamente nuestros recursos hídricos, dañamos la naturaleza y la biodiversidad, y contaminamos tanto la Tierra como el espacio, nos acercamos peligrosamente al borde de múltiples puntos de no retorno que podrían destruir los propios sistemas de los que depende nuestra vida", afirma Zita Sebesvari, autora principal del informe y directora adjunta del UNU-EHS.

"También perdemos algunas de nuestras herramientas y opciones para hacer frente a futuros riesgos y catástrofes", añade. El análisis revela que algunos casos comparten causas fundamentales y profundas e impulsores similares, arraigados en las acciones y comportamientos de los humanos, que presionan cada vez más los sistemas hasta llevarlos al borde del colapso.

Alcanzar estos puntos de no retorno significa que se introducirán nuevos riesgos, muchos de los cuales aún se desconocen. "A medida que nos acerquemos a estos puntos de no retorno, empezaremos ya a experimentar los impactos. Una vez cruzados, será difícil volver atrás", advierte Jack O'Connor, autor principal del informe y experto senior de UNU-EHS.

Soluciones para evitar o mitigar las consecuencias

El informe propone un nuevo marco para evitar o mitigar las consecuencias de esos puntos de no retorno. Las soluciones se dividen en dos categorías: soluciones que "evitan", al centrarse en las causas profundas y factores de riesgo para evitar por completo los puntos de inflexión; y soluciones que "adaptan", al ayudar a preparar o abordar mejor los efectos negativos de los puntos de inflexión si no pueden evitarse.

Hay dos tipos de acciones tanto para las soluciones que "evitan" como las que "adaptan". Las que "retrasan", que funcionan dentro del sistema existente con "enfoques tradicionales" y pretenden frenar la progresión hacia los puntos de no retorno o los peores impactos, y las que "transforman" al reformular de manera fundamental un sistema más fuerte y sostenible.

En el caso del punto de no inflexión denominado "calor insoportable", el informe indica que el cambio climático inducido por el ser humano es el que causa un aumento global de las temperaturas, lo que lleva a olas de calor más frecuentes e intensas, que en algunas zonas alcanzarán temperaturas en las que el cuerpo humano ya no puede sobrevivir.

Una solución que "adapta" y "retrasa" contrarrestaría este riesgo, por ejemplo, instalando aparatos de aire acondicionado, que retrasan el momento en que se alcance el punto de no retorno para los habitantes de la zona, pero no se ocuparán del calor en sí.

Una solución que "evita" y "transformar", por otro lado, tendría como objetivo detener las emisiones de gases de efecto invernadero y, al mismo tiempo, impulsar el cambio social hacia formas de vida bajas en carbono para que, en última instancia, se pueda evitar el punto de quiebre.

El informe concluye que las soluciones que se aplican en la actualidad tienden a centrarse más en el retraso que en la transformación, aunque cada vez se hace más hincapié en el cambio transformador para alcanzar los objetivos mundiales de transición hacia un futuro más sostenible.