La primera colaboración de un animal venenoso a la medicina salió de los colmillos de una cobra. Borja Reh, responsable de veneno en ‘Faunia’ explica que “la aguja hipodérmica no es más que una réplica del colmillo de una serpiente venenosa”. Actualmente varios proyectos internacionales estudian los animales más venenosos del planeta para demostrar la teoría de que el veneno también puede ser vida.

Una empresa valenciana se ha unido a la iniciativa europea ‘Venomics’ que analiza los genes productores de veneno de 200 especies recogidas en la Guayana francesa. El siguiente paso es sintetizar sus proteínas y enviarlas a las empresas farmacéuticas.

Rebeca Miñambres, área de transcriptómica ‘Proyecto Venomics’: “Para que una empresa farmacéutica, al final haga su estudio para saber qué acción farmacológica pueden tener esas toxinas”. El veneno de un lagarto ya se utiliza en medicina como solución a la diabetes de tipo dos. Una araña bananera podría contener en su interior una futura viagra, mucho más potente que la actual. La lista de posibilidades continúa con una clara ventaja a los medicamentos existentes.

Sheila Zúñiga, análisis Transcriptomas ‘Proyecto Venomics’: “A diferencia de otros compuestos empleados para el desarrollo de fármacos enfocados al tratamiento de la diabetes, enfermedades coronarias, hipertensión, estos compuestos van a tener un número de efectos secundarios muy bajos”.

Gracias a una rana arborícola de Sudamérica podríamos obtener a medio plazo un sustituto de la morfina 2.000 veces más potente. Una nueva muestra de lo que ya nos dijo Paracelso hace medio siglo. Por ejemplo, la sal que utilizamos en la comida se convertiría en un veneno mortal si ingerimos la cantidad de un kilo y medio. Quizá por eso, no es extraño pensar que el futuro de nuestra salud podría estar en el veneno de cualquier animal venenoso.