Hoy el PP tiene por delante la constitución del parlament balear y de la Asamblea de Extremadura. La rapidez del acuerdo firmado con Vox en la Comunidad Valenciana, la "felicidad" de Feijóo citada por Mazón y las críticas posteriores, han hecho que el PP avance más lentamente en el resto de negociacioens con los de Abascal. Feijóo busca la fórmula para intentar justificar que se silencie la violencia machista en los pactos con Vox diciendo que es una "obviedad". La polemica está sobre la mesa.

Mientras, el partido de ultraderecha insiste en entrar en los gobiernos y amenaza con el fastasma de la repetición electoral. El propio Abascal mencionaba las negociaciones en Murcia y Extremadura. En Aragón tampoco hay nada decidido.

Ahora, la consigna en la derecha es minimizar el impacto de los pactos con la extrema derecha de cara al 23J para proteger la candidatura del líder del PP. El propio Feijóo hace equilibrios con una de las principales polémicas de esta precampaña: la violencia machista que sus socios niegan. Así, Feijóo defiende que no hay "una sola coma del acuerdo" que han cerrado el PP y Vox en la Comunidad Valenciana que "cuestione la violencia machista", después de que ese pacto hable expresamente de la violencia intrafamiliar en la que pone el acento la formación de Santiago Abascal. Además, ha indicado que la violencia machista "es una obviedad" y, por lo tanto, "lo obvio" no debe llamar la atención de que "no esté en los textos".

Feijóo, sobre el candidato de Vox condenado por violencia machista: "Tuvo un divorcio duro"

En una entrevista en la Cadena Ser, Feijóo ha defendido que en la Comunidad Valenciana las políticas de igualdad "le corresponden, en su caso, al presidente Mazón, no a ninguna consejería que pueda ostentar el partido Vox". Más polémico ha sido al intentar normalizar la situación de Carlos Flores Juberías, el que fuera número uno de Vox para presidir la Generalitat Valenciana y que ahora va en las listas al Congreso. Feijóo destacó en la misma entrevista que el PP dejó claro que no podían firmar un acuerdo con él, "alguien que está condenado por violencia verbal" hace "20 años". Pero acto seguido, relativizaba los hechos. "Hace 20 años, es verdad. Es un catedrático de Derecho Constitucional, es verdad. Ha cumplido la sanción, es verdad. Se ha producido hace 20 años, es verdad. Tuvo un divorcio duro y conllevó un abuso verbal hacia su ex mujer", insistía Feijóo.

Unas palabras que desde la izquierda se han criticado con dureza por justificar que se pueda maltratar a una mujer durante un proceso de divorcio. Muy contundente ha sido hoy la ministra de Trabajo ycandidata de Sumar al 23J, Yolanda Díaz. "Feijóo ha legitimado sin rubor que se maltrate a una mujer porque está divorciándose. Es una barbaridad lo que ha dicho. Le incapacita para ser presidente", ha denunciado. Desde el PSOE, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha acusado al presidente del PP de justificar la violencia machista. "España no se merece un presidente que justifique la violencia hacia las mujeres", ha publicado Montero en redes.

Lo cierto es que el PP ha abrazado la ideología sobre violencia de género de sus socios de ultraderecha en los acuerdos y preacuerdos alcanzados hasta el momento para gobernar. Al menos sobre el papel. En el caso del preacuerdo en Baleares, se desglosa la "violencia contra las mujeres" y en otro punto la "violencia intrafamiliar". Mientras, en el pacto rubricado en la Comunitat valenciana, la violencia machista se ubicaba dentro del capítulo 'Familia y Política Social' y con una alusión menor a la violencia intrafamiliar. Términos como violencia machista o de género no aparecen en los textos. El propio Abascal defiende públicamente su idea de que la violencia de género "no existe" ya que creen que "el género es una cuestión ideológica".