No sé si tengo dicho que el guante de boxeo se inventó para dar ventaja al capitalismo. Porque cuando los marineros del Támesis se protegían los nudillos, duraban otro combate y se podía seguir apostando. Con la llegada de los guantes, el boxeo empezó a ser dominado por el criterio cuantitativo, y la adrenalina del deporte se hizo espíritu coagulado, pongamos que mercancía en acción.

En nuestro país, el boxeo vivió su época de esplendor durante la posguerra y alcanzó su dimensión espectacular con la llegada de la televisión. Los más viejunos recordamos aquellos combates nocturnos que daban por la tele donde cruzaban golpes de furia boxeadores como Urtain, Pedro Carrasco, Perico Fernández, Alfredo Evangelista, José Legrá, Carlos Monzón o José Luis 'Dum Dum' Pacheco, del que hoy toca hablar, pues acaba de ser reeditado su libro de memorias trulleras titulado 'Mear sangre' (Autsider).

Se trata de un libro escrito a la diabla que da testimonio de su paso por el presidio. En él, Pacheco cuenta cómo se hace delincuente y va a dar con sus huesos a la cárcel de Carabanchel, donde aprende a boxear y descubre su camino en la vida. 'Dum Dum' se convertirá en campeón de España de peso wélter en el año 1975. A partir de entonces, su vida va a ser un continuo vértigo.

Las luces cegadoras del cuadrilátero harán mella en él durante aquellos tiempos de gloria en los que el boxeo aún se retransmitía en directo. Con la llegada de la democracia, el boxeo deja de ser un espectáculo y aquellos héroes que salían en los cromos se convierten en juguetes rotos. La instrumentalización del boxeo por parte del franquismo dejó residuos que nadie se atrevió a recoger durante nuestra Transición. El boxeo se convierte así en un deporte tan marginal como quien lo practica. Los tiempos del hambre y de sus golpes pasaron a la historia. Las apuestas cambiarían de escenario.

La economía de casino y el índice bursátil se convertirán en el nuevo juego de apuestas. Más limpio, más higiénico, más exclusivo y menos auténtico. Es lo que tiene el proceso histórico. Pero volvamos a las memorias de 'Dum Dum', donde subyace la mitología de la culpa y el pecado, lo inevitable del destino como causa primera de todas las cosas, y la redención a base de golpes como metáfora arquetípica del perdón. Por si fuera poco, el sacrificio y la expulsión del Paraíso también están representados en el cuerpo de la mujer con la que 'Dum Dum' pasa la noche antes de un campeonato. Por eso llega sin fuerzas y pierde. Es expulsado del Paraíso y orina sangre. Lo explica muy bien Mery Cuesta en el epílogo.

Hay una lectura escondida entre sus líneas que convierte este libro en un libro de culto, desde la conciencia marginal que lleva a 'Dum Dum' a la cárcel, donde asistimos a las relaciones violentas con los demás presos, hasta su salida y reinserción gracias al boxeo. Es más, si atendemos a la historia que nos cuenta, podemos afirmar que todos los presos son presos políticos. Es lo que tiene leer testimonios carcelarios de este calibre.

'Mear sangre' es un libro donde las mieles del éxito se conjugan con la mierda que trae el lumpen; un libro donde los coches, los relojes y las mujeres son mercancías cuyos valores de uso y de cambio basculan según haya salido el combate. La sociedad capitalista siempre estuvo presente en el boxeo desde que el marqués de Queensberry decidiese proteger los nudillos de los púgiles.

'Mear sangre' es un ejemplo sórdido de lo que pasa en la vida cuando esta se pone perra. Es de una crudeza que, por momentos, no se deja masticar y hay que tragarla entera, según viene, como un guantazo de los que pegaba José Luis 'Dum Dum' Pacheco.

Directo a la mandíbula.