La frase no es mía. Es de un senador. Importante senador del Partido Popular que da por muerto a Pablo Casado. Y como él, muchos y muchas en el partido. Es un buen resumen de cómo están las cosas. Es cuestión de horas, como mucho una semana, que Casado deje la pista libre para que otra persona sea el líder del Partido Popular. A esta hora se busca una salida honrosa. La busca él y la busca también quienes, a pesar de todo, le tienen cariño. Y son bastantes. Porque aún no está muerto y ya están enterrándolo con cariño. En España, ya saben, despedimos muy bien. Gente muy cercana a él ya pronuncia cosas como que “es buena gente”, “no se lo merece”, “ha estado mal aconsejado” y “todo le ha pasado por rodearse de gente como Teodoro García-Egea”.

Hace tiempo que a Pablo Casado le pedían que sacrificara a su Secretario General. Llevan meses acusándole de fracturar el partido y de tener una actitud pueril e infantil con los territorios. Sus 3 años al frente de la Secretaría General los califican como intolerables.

La mayoría del comité de dirección del partido le pidió a Casado el jueves por la tarde que cesara a García-Egea. Si eso hubiera sucedido, nos dicen, el presidente del Partido Popular hoy estaría vivo. Pero lejos de cesarle se marchó a la Cadena Cope y en una entrevista durísima siguió alimentando la polémica.

El día anterior, varios pesos pesados de su equipo le dijeron que no podía acusar a Isabel Díaz Ayuso sin pruebas fehacientes que justificaran las insinuaciones de prevaricación o tráfico de influencias. Le dijeron que había pasado una línea roja con una compañera de partido y que debía parar la polémica. Pero eso no ocurrió. Casado nunca contó a su comité de dirección el verdadero problema que había con Ayuso desde septiembre. Ni una palabra a las personas que se supone eran de su confianza. Y esa falta de lealtad es lo primero que le reprocharon ayer en la reunión. Eso y que no les pidiera consejo y se fiara solo de Teodoro García-Egea.

Pablo Casado pensó que tendría el apoyo de su núcleo duro y se equivocó. Ahí empezaron sus verdaderos problemas, cuando constató que sus fieles ya no lo eran tanto. Algunos amenazaron con dimitir de inmediato. Casado les pidió encarecidamente que no lo hicieran. Ellos aceptaron a cambio de exigirle que convocara una Junta Directiva Nacional para convocar un Congreso que elija un nuevo líder. La situación se ha complicado aún más cuando la Dirección del Grupo parlamentario popular ha hecho público un comunicado exigiendo la dimisión de Teodoro García-Egea y la convocatoria de un Congreso. Pablo Casado se ha ido quedando solo por minutos.

La hoja de ruta pactada por los barones se está cumpliendo. Ahora solo falta que Casado anuncie que no se presentará como candidato y dejar vía libre a Feijoo para que anuncie que está dispuesto a presidir el partido. El Presidente de la Xunta de Galicia no quiere competir con nadie, no quiere votaciones. Quiere salir elegido por aclamación. La incógnita es cómo se despedirá Casado. Eso todavía quizás no lo sepa ni él.