Nos avisan al trabajo porque nuestro hijo tiene fiebre y parece que se paraliza el mundo. Keep calm! Que no cunda el pánico.

Las diez cosas que has de saber de la fiebre para vivir más tranquilo.

1. La fiebre no es una enfermedad, es un dato más como pueden ser los vómitos, la diarrea o los mocos. No es ni más ni menos importante que otros signos o síntomas clínicos. Los pediatras valoramos toda la información en su conjunto antes de dar un diagnóstico. Es más, la mayoría de las veces, la fiebre, no es el dato clave que nos da el diagnóstico de la enfermedad.

2. La fiebre no es el enemigo. La fiebre representa nuestra primera barrera defensiva para luchar contra las infecciones, activa nuestro sistema inmunitario para fabricar glóbulos blancos y anticuerpos que lucharán contra la infección. Es importante que sepáis que los virus y las bacterias crecen a temperaturas más bien bajas, en torno a 37ºC. Cuando nuestro organismo detecta un agente extraño, lo primero que hace es elevar la temperatura para eliminar al germen. Yo suelo decirles a los niños de la consulta: "Tu cuerpo sube la temperatura para achicharrar a los virus". Deja que su cuerpo trabaje. No te asustes.

3. No tratamos la fiebre, tratamos el malestar. Esta es la frase preferida de nosotros, los pediatras. Si nuestro hijo tiene 38ºC y está bien, tranquilo y sin malestar, déjale. No le des medicinas. Desabrígale y vigílale. En ese momento su cuerpo se está defendiendo, ya está haciendo su labor. Si por el contrario tiene 38ºC y además tiene dolor y está muy irritable entonces sí es el momento de tratar. Le damos paracetamol porque no se encuentra bien, independientemente de su temperatura.

4. Si tiene fiebre, desabrígale; no le tapes con tres mantas si no quieres que siga subiendo la temperatura.

5. Ofrécele agua. La fiebre tiende a deshidratar a nuestros hijos, especialmente cuando son muy pequeños.

6. Si quieres darle un baño que sea de agua tibia. Nunca fría. Si metéis a vuestro hijo en una bañera con agua fría aumentará aún más su malestar, puede tener temblores y podría subir aún más su temperatura. Recordad que hagamos lo que hagamos se trata de aliviar al niño.

7. Si la temperatura es alta (39º o más) o el niño está muy molesto, recurriremos a los antitérmicos: Paracetamol (a partir de cualquier edad) e Ibuprofeno (en mayores de 6 meses, preferiblemente mayores de un año). Es conveniente empezar siempre por paracetamol, tiene menos efectos secundarios. Lo podemos dar cada 4-6 horas a las dosis recomendadas por tu pediatra según los kilos de peso (no se calculan por edad, ni por cucharaditas, si no por Kg de peso). El ibuprofeno y el paracetamol no se deben alternar por sistema. Utilizamos uno u otro y de forma puntual podremos intercalarlos si así tu pediatra te lo ha indicado.

8. Fiebre alta no es sinónimo de enfermedad grave al igual que fiebre baja no quiere decir que sea una enfermedad leve. La fiebre para nosotros es un signo más que lo valoraremos con el resto de síntomas y signos. Hay enfermedades leves que cursan con fiebres altas (exantema súbito, por ejemplo) y enfermedades graves que cursan con fiebres bajas (enfermedades malignas de la sangre). La fiebre por sí sola no produce daño neurológico ni de ningún otro tipo. Las complicaciones, cuando se presentan no son debidas a la fiebre, son debidas a la enfermedad que origina la fiebre. Lo único que puede provocar la fiebre prolongada, sobre todo en lactantes, es la deshidratación: ofrécele agua con frecuencia. La fiebre en sí NO produce convulsiones. Las convulsiones febriles se presentan en un pequeño número de niños que tiene predisposición a padecerlas, sobre todo el primer día de fiebre y cuando esta sube con rapidez. En este caso debéis acudir al centro médico más cercano.

9. ¿Cuándo debo consultar con mi pediatra?

En lactantes menores de 3-6 meses.

Si tiene fiebre más de dos o tres días especialmente si aún no hay ningún foco claro: no tiene mocos, no tiene tos, no tiene diarrea.

Si está decaído a pesar de bajar la fiebre, o tiene un llanto muy intenso, irritable.

Si rechaza la alimentación o los líquidos.

Si aparecen manchas en la piel. Ojo con las manchas rojo vino que al estirar la piel con los dedos no desaparecen. Se llaman petequias y es motivo de acudir a Urgencias.

Si observáis alguna circunstancia que vosotros mismos consideréis inusual y os preocupe. No tengáis miedo de preguntar, para eso estamos.

Lo más importante es valorar su estado general en su conjunto: ¿el niño juega, sonríe, come y hace pipí? Tranquilos.

10. ¿Cuándo debo acudir a Urgencias?

Siempre que haya afectación del estado general: decaído, sin jugar, mirada perdida, mal color, boca seca…

Fiebre alta y alguna enfermedad crónica grave (cardiopatías, inmunodeficiencias…)

Convulsiones.

Dificultad para respirar (respiración acelerada) o dificultad para mantenerse despierto.

Rigidez de nuca o dificultad/dolor para flexionar el cuello: pedidle a vuestro hijo que se mire el ombligo. Cuando tiene fiebre a veces tiene una falsa rigidez de nuca, pero si ha bajado la fiebre y el niño es incapaz de mirarse el ombligo, ojo, a Urgencias.

Manchas en piel de color rojo vino o moradas que no desaparecen al estirar la piel.

Soy consciente que tomar la decisión de acudir o no a Urgencias os preocupa. Os comprendo. Os entiendo porque yo también he tenido que llevar a mis hijos en alguna ocasión a Urgencias. El ser pediatra no te exime de enfermedades, ni de sustos, ni de grandes y pequeñas preocupaciones, creedme.