El periodo electoral se presenta con el contencioso catalán en todo lo alto. Ingredientes no le faltan. Esperamos la sentencia del procés, previo paso por la detención de los CDR, con acusaciones de tenencia de material para fabricar explosivos, la incredulidad de los dirigentes independentistas, el segundo aniversario del 1 de octubre, los llamamientos a la desobediencia civil, las advertencias de aplicación del 155, de la Ley de Seguridad Nacional…

Por ahora, Cataluña acapara los focos antes de pasar por las urnas. Igual que el resurgir de Vox y la amenaza de la extrema derecha protagonizaron la anterior campaña electoral. Esta es la realidad, que está en los medios y en el debate político. Habrá que ir viendo sus consecuencias. Lo que no se puede negar es que hay también señales de otros desafíos que deberían requerir nuestra atención. Como el frenazo económico; los que no frenan, porque nunca arrancaron o los que van tirando como pueden.

El asunto catalán es serio, pero muchos ciudadanos se preguntan qué hay de lo mío. Cataluña protagoniza la precampaña, pero no debería hurtarnos el debate sobre las principales preocupaciones de los españoles cuando se levantan de la cama. Las encuestas del CIS, que nos cuestan una pasta, nos lo indican claramente: el paro, los problemas económicos, los políticos, el fraude, la corrupción…

Añádanle a esto desafíos como el cambio climático, la revolución tecnológica, la sostenibilidad del sistema público de pensiones, nuestra Educación, nuestra Sanidad, la lucha contra la violencia de género, contra la despoblación… Cataluña importa. Mucho. Nuestro modelo territorial también, pero los ciudadanos merecen que se aborde esta y otras cuestiones que le quitan el sueño al españolito medio.

Cuando despertó, Cataluña seguía ahí. España no se había roto, pero su familia sí. Un hijo en el paro, otros dos con contratos precarios, su mujer en lista de espera de un año para operarse, el sueldo no le daba para llegar a fin de mes y le habían subido el precio del alquiler. En la tienda del barrio no le fiaban, pero él se preguntaba qué estaría pasando en Cataluña...