Los plásticos, también llamados polímeros, son químicamente como un collar de cuentas. Cada cuenta se llama monómero y el collar se llama polímero. Se pueden reciclar de dos maneras. El reciclado mecánico consiste en darle una nueva forma al collar aplicando calor. Y el reciclado químico consiste en cortar el collar y separar las cuentas para hacer con ellas nuevos collares.

Así contado parece muy sencillo, pero ¿cómo se separan las cuentas del collar en la industria del reciclado químico? Hay tres maneras principales: con calor, con disolventes o con enzimas. Se llaman respectivamente termólisis o craqueo térmico, solvólisis o craqueo químico, y craqueo biológico.

La termólisis o craqueo térmico consiste en cortar el collar aplicando calor y a veces algún catalizador. Si se hace en ausencia de oxígeno se llama pirólisis, y las cuentas del collar que se obtienen se llaman aceite de pirólisis. Si se hace con presencia de oxígeno se llama gasificación, y las cuentas del collar obtenidas se llaman gas de síntesis. Ambos se usan como materias primas para obtener nuevos productos, como poliolefinas o metanol. Este método de reciclado químico se suele usar para polímeros mixtos, es decir, plásticos que no son puros, sino mezclas.

La solvólisis o craqueo químico consiste en utilizar un reactivo que disuelve las uniones entre las cuentas del collar. Se obtienen monómeros u oligómeros (collares más cortos). Se usa sobre todo con plásticos puros como poliuretanos o metacrilatos.

El craqueo biológico consiste en usar enzimas que degradan las uniones entre las cuentas del collar. Como las enzimas son muy selectivas, en la actualidad solo se utiliza para reciclar plástico PET y poliéster.

Los residuos plásticos idóneos para ser reciclados mediante reciclaje químico son aquellos que contienen mezclas de diferentes plásticos, plásticos con impurezas (residuos del mar y de las artes de pesca, con restos de grasas o contaminantes de la industria, etc.), plásticos termoestables (que no funden con calor) como el poliuretano de los colchones o los aislamientos, plásticos que ya han sido reciclados mecánicamente varias veces, etc. Es decir, el reciclado químico no es un sustituto del reciclado mecánico, sino un método complementario.

Hay varios mitos acerca del reciclaje químico que han proliferado rápidamente, entre otras razones, por culpa del desconocimiento en ciencia de materiales. En el último informe elaborado por la Federación Empresarial de la Industria Química Española (FEIQUE) se aborda con detalle el estado del arte del reciclado químico en España. Hay diez mitos que es importante desmentir:

  • Mito 1: El reciclado químico no es reciclado, es valorización energética. Queman el plástico para obtener energía y listo.

Falso. Reciclado químico y valorización energética son dos conceptos diferentes. Si se producen combustibles o energía, se trata de valorización energética. El reciclado químico, desde el punto de vista de la jerarquía de residuos, está por encima de la valorización energética y da lugar a materias primas circulares.

  • Mito 2: El reciclado químico sustituirá a corto plazo al reciclado mecánico.

Falso. El reciclado químico es complementario al reciclado mecánico, no lo sustituye. Siempre que se pueda, se optará por el reciclado mecánico, pero cuando se parta de residuos muy mezclados, termoestables o que precisen de requerimientos específicos de seguridad como por ejemplo los plásticos en contacto con alimentos, se optará por el reciclado químico.

  • Mito 3: El reciclado químico es un proceso contaminante que libera sustancias tóxicas al medioambiente.

Falso. El reciclado químico incluye una gran variedad de procesos químicos que están regulados para controlar su impacto al medioambiente. La legislación europea y nacional regula estos procesos, lo que asegura su control y minimiza su impacto con el objetivo de proporcionar una reducción global de su huella ambiental.

  • Mito 4: El reciclado químico tiene una alta huella de carbono.

Falso. Para calcular la huella de carbono se debe realizar un análisis de ciclo de vida completo. Si se compara el proceso de fabricación a partir de materia prima procedente de reciclado químico con el proceso de fabricación a partir de una materia prima virgen, la huella de carbono disminuye. Por ejemplo, en un proceso de pirólisis hay que comparar la huella de carbono del aceite de pirólisis con la del producción de nafta. En el caso de glicólisis hay que comparar la huella de carbono de producir el monómero con la de producir ese mismo monómero por un proceso tradicional.

  • Mito 5: El reciclado químico no es una realidad a escala industrial.

Falso. Ya existen en el mercado productos que incorporan plásticos obtenidos a partir de reciclado químico: plásticos en contacto con alimentos, plásticos de automoción… Hay plantas de diferentes procesos de reciclado químico que tratan toneladas de residuos al año y comercializan los materiales reciclados.

  • Mito 6: el reciclado químico es una tecnología con grandes emisiones de gases de efecto invernadero.

Falso. El reciclado químico puede evitar la incineración de plásticos y puede utilizarse como materia prima, evitando así la exploración de refino y reduciendo las emisiones de GEI asociadas a estos procesos, lo cual arroja un balance de emisiones favorable.

  • Mito 7: Los materiales plásticos reciclados químicamente no son competitivos frente al plástico virgen.

Falso. El plástico reciclado químicamente es un nuevo material puesto en el mercado. Su precio será mayor, igual o menor que el plástico virgen según la oferta y demanda por lo que se autorregulará. La competitividad frente al plástico virgen será la suma de la parte ambiental y económica, incluyendo factores globales, como el coste de la gestión de residuos en otros procesos, como la incineración o el depósito en vertedero o impuestos al material virgen.

  • Mito 8: El reciclado químico es la solución mágica para reciclar todos los plásticos.

Falso. El reciclado químico a priori se podría aplicar a todos los residuos. Sin embargo, se debe analizar caso por caso cuál es la solución óptima para los residuos plásticos y aplicar la ciencia midiendo el impacto ambiental mediante herramientas reconocidas como el análisis de ciclo de vida.

  • Mito 9: El reciclado químico no es economía circular.

Falso. El reciclado químico permite volver a introducir recursos en el sistema productivo y dar una nueva vida a los residuos, aportando materias primas circulares y desligando al sector del plástico de los recursos no renovables.

  • Mito 10: España no tiene capacidad para liderar la tecnología de reciclado químico.

Falso. España cuenta con una industria química y del plástico fuerte y consolidada. En España hay 151 empresas de reciclaje de plástico que procesan más de 1.000 toneladas anuales, 16 veces el volumen del edificio más alto de España, Torre Cristal de Madrid. Es el país que más plástico recicla por habitante. Tanto es así que se importan residuos plásticos para completar la capacidad de reciclado. España es segunda potencia europea en reciclaje de PET, tercera en polietileno de baja densidad y cuarta en polieolefinas rígidas (polipropileno y polietileno de alta densidad). Cuenta con una cadena de valor que trabaja en la misma dirección para crear un sistema sostenible, que ha realizado inversiones y apuesta por la tecnología del reciclado químico, y cuenta con un sector científico y tecnológico, formado por universidades, organismos públicos de investigación y centros tecnológicos que son referentes mundiales en reciclado químico y sus tecnologías auxiliares.