En época preelectoral los partidos entran un bucle infernal. Es la campaña de la campaña. Consiste básicamente en que alguien utilice electoralmente un asunto, mientras el rival político le reprocha que lo haga, cayendo al mismo tiempo en la utilización electoral de la utilización electoral inicial. Vamos a poner ejemplos concretos. Pedro Sánchez ha conseguido llevar a buen término su empeño por exhumar a Franco. En realidad, es algo que ha defendido siempre, hubiera o no elecciones. Sin embargo, ahora recuerda en cada mitin que va a sacar al dictador del Valle de los Caídos. Por lo tanto, de alguna manera espera pescar votos con ello. Paralelamente, el resto de partidos hace lo propio. Unos, como Pablo Iglesias, le acusan de electoralismo. Otros, como VOX, intentan exacerbar a sus votantes y aprovechan que el Pisuerga pasa por Valladolid para acusar, por ejemplo, de "violadoras" a Las 13 Rosas. Los hay también, como Ciudadanos, que utiliza el tema de la exhumación para volver a enarbolar una de sus banderas perdidas: la reconciliación, el mirar al futuro, lo de rechazar la división entre rojos y azules… Y luego también está el PP, que prefiere pasar de puntillas a ver si así tiene suerte y le roba algún votante al partido de Santiago Abascal.

Hay más ejemplos de campañas paralelas a la campaña propiamente dicha. Pedro Sánchez elige como lema 'Ahora, España' y se presenta como la izquierda que habla de España sin complejos. Y venga España para arriba y venga España para abajo. Entonces, sale VOX y dice que su lema va a ser 'España siempre'. Ciudadanos irrumpe entonces en escena para dudar de la autenticidad del sentimiento por parte del PSOE. Así, nos encontramos con la utilización electoral de España de principio a fin.

Y otro ejemplo más. Pedro Sánchez sale para anunciar que quiere subir las pensiones. Entonces, todos le acusan de engañar a la gente y de utilizar a los más mayores para ganar votos. Acto seguido, el PP echa el resto para recordarnos a todos que los socialistas son incapaces de gestionar eficazmente la economía. No como ellos, vienen a decir. Y aún se me ocurre uno más: el bloqueo. ¿Quién tiene la culpa del bloqueo político en el que nos encontramos? Sánchez pide el voto para evitar que se repita el bloqueo. En el PP dicen que hay que votarles a ellos para que España tenga, por fin, gobierno. Albert Rivera se enmienda a sí mismo y aparece repentinamente como la persona capaz de poner fin a un bloqueo que él ya podría haber evitado en la anterior legislatura fallida. Y a todo esto, Íñigo Errejón se presenta a las elecciones como la persona que viene a hacer bien lo que Unidas Podemos hizo mal; es decir, que su intención es acabar con el bloqueo y propiciar que Sánchez gobierne. No nos hagamos trampas al solitario. Recordemos que todo es siempre campaña mientras no se demuestre lo contrario. Todo.