En julio de 2021 el PSOE bajó el IVA de la electricidad y seis meses después su precio se había triplicado. Un año después ya se había multiplicado por cinco. Fue ponerle un tope al gas y el precio bajó y con ello la inflación. Las teorías económicas están basadas en multitud de ocasiones en simples dogmas de fe, pero la experiencia ayuda a mostrar, si no las medidas que funcionan, sí, de forma incontestable, las que no sirven para solucionar un determinado problema. Si algo han demostrado las reducciones de IVA es que no sirven para contener precios y sí para aumentar el margen empresarial y con ello las arcas privadas a costa de reducir las públicas. Por eso quienes pedían la reducción del IVA de los alimentos eran la derecha y las grandes distribuidoras. Miguel Garrido, presidente de la patronal madrileña, la patronal ayusista, estaba contento ayer: "La mejor medida tomada hoy por el gobierno es la reducción o eliminación del IVA de algunos alimentos. Cuesta entender que no se hiciera antes y no incluya más productos como la carne o el pescado".

Es normal que esté contento. La reducción impositiva en los alimentos será asumida en pocas semanas por los márgenes empresariales, la reducción del 4% al 0% en pocas fechas incrementará el precio para simplemente hacer que esa rebaja pase de las arcas públicas a las cuentas de resultados de Mercadona. Eso lo saben Juan Roig y el cajero del supermercado. También lo tiene que saber Pedro Sánchez que está empeñado en quitar tierra de la tumba neoliberal que cavó Liz Truss quitándole el IVA a la lechuga que la venció en su batalla fratricida. La rebaja del IVA sin un control de precios no va a servir más que para que suban el precio y ganen más dinero las empresas. Los dogmas no son políticas públicas racionales.

El neolib siempre ha sido un dogma. Un pensamiento irracional movido solo basándose en el sectarismo. Truss enterró la escuela de Chicago y el pensamiento mágico liberal pero la tercera vía de Giddens, la gran creación thatcherista, está viviendo el duelo con mayor intensidad que los liberales patrios que siguen actuando como si nada hubiera ocurrido. El zeitgeist económico ha cambiado tras la pandemia y con la guerra de Ucrania. Se ha vuelto a los postulados keynesianos post segunda guerra mundial y se ha enterrado la contrarreforma neoliberal. Pero el PSOE, en su vía socioliberal, se empeña en acudir a reducciones de impuestos ineficaces para el cometido de reducir precios que solo afianzan el relato de la rebaja de impuestos como vía para ayudar a la ciudadanía. Un relato falso que consolidan estas políticas y que en realidad lo que hacen es perjudicar los intereses de los más vulnerables mientras ayudan a los poderosos.

Siempre han resultado ridículas las resistencias al paso del tiempo. Los nuevos tiempos han dejado en evidencia que los viejos dogmas neoliberales han quedado desacreditados excepto para proyectos muertos como Ciudadanos. Porque resulta cómico ver a personajes como Edmundo Bal en shock sin poder aceptar que las ideas que venía defendiendo han quedado invalidadas. Como un seguidor de la secta del fin del mundo que no es capaz de aceptar que ha pasado el día del juicio final sin que hayan llegado los extraterrestres a su rescate. La disonancia cognitiva de los liberales que sobreviven al fracaso estrepitoso de las medidas de Liz Truss ha provocado una recua de zombis intentando encontrar una explicación al final de su dogma. Paradójicamente, el que más hace por mantener vivas sus políticas muertas es el gobierno de Pedro Sánchez.